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Mi respuesta a la Querella de Ketín Vidal

Publicado: 2011-07-08

EXPEDIENTE: 05046-2009-0-1801-JR-PE-57

SECRETARIO: JAIME DAVID PORTILLA SALAZAR

CUADERNO: PRINCIPAL

ESCRITO: 04

SUMILLA: RESPONDE QUERELLA POR PRESUNTO DELITO DE DIFAMACION AGRAVADA PRESENTADA POR ANTONIO VIDAL HERRERA.

SEÑOR JUEZ DEL VIGESIMO SEXTO JUZGADO ESPECIALIZADO EN LO PENAL DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA:

JOSE CARLOS PAREDES ROJAS, en la Acción Privada Querella que se me sigue  en supuesto  agravio de  Antonio Ketín Vidal Herrera  a usted atentamente digo:

Que, conforme al artículo 314 del Código de Procedimientos Penales, una vez enterado plenamente de la denuncia por presunto delito de difamación agravada interpuesta contra mi persona por Antonio Vidal Herrera, respondo al fondo del asunto, en el plazo de ley, con los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

FUNDAMENTOS DE HECHO:

Como preámbulo a las respuestas puntuales, debo explicarle, Señor Juez, el contexto en el que se dio una investigación periodística de más de tres años, la que se publicó en varias entregas (Tres reportajes televisivos, en Panamericana Televisión - Canal 5 de Lima y Frecuencia Latina - Canal 2 de Lima, respectivamente;  en un extenso reportaje en la revista peruana Etiqueta Negra; y, finalmente, en un libro publicado por el sello editorial español Planeta). Fue una investigación periodística responsable, rigurosa, que se tomó todo el tiempo posible para indagar, cruzar información, verificar datos, hallar expedientes perdidos y entrevistar a un centenar de personas que tenían algo que ver con el pasado del general Ketín Vidal Herrera. No publiqué nada hasta no estar completamente seguros de la información. Ésta no es una declaración retórica o de buenas intenciones, fue la manera de trabajar que ha sido reconocida no sólo en el Perú, sino en el extranjero.

Es de resaltar que en la investigación periodística materia de este proceso, siempre se buscó la versión del querellante Antonio Ketín Vidal Herrera, aunque por alguna razón –supongo yo por estrategia–, sólo contestó una vez a nuestros requerimientos y dio su versión en vivo en un programa televisivo (en marzo del 2002 en el programa Panorama de Canal 5). Las demás veces se negó rotundamente a responder nuestras preguntas, como dejamos constancia en su oportunidad. Prefirió ir a programas periodísticos para ser entrevistado por otros periodistas amigos suyos, aunque en algunos casos se vio en aprietos. Para el libro materia de la presente querella, hemos recogido su versión de todas las entrevistas (que son más de 10) a lo largo de los cuatro años que conocimos el tema y que el se vio obligado a responder diferentes cuestionamientos que no salían del autor del libro, sino de las autoridades judiciales, del Ministerio Público y de la Contraloría General de la República.

Este trabajo se hizo atendiendo a la función social del periodismo que es vigilar el poder público en nombre de la gente, de la opinión pública. Y la actuación pública del querellante Vidal Herrera fue de absoluto interés público, pues desempeñó cargos de relevancia en la sociedad peruana en la última década del siglo XX. En la Policía Nacional (Jefe de la DINCOTE, Director General) y en el Ministerio del Interior, llegó a ser su titular. Su actuación como funcionario público no estuvo exenta de escándalos, cuestionamientos y procesos penales abiertos en su contra. Fue público y notorio los cuestionamientos que se hicieron en varios temas: desde sus antiguos vínculos con una organización de narcotráfico internacional (la de Reynaldo Rodríguez López, como oficial de inteligencia de la PIP) hasta el proceso de enriquecimiento ilícito abierto en su contra por la justicia anticorrupción peruana, pasando por auditorías de la Contraloría General de la República que hallaron gastos no justificados por sumas millonarias, mientras el querellado se desempeñó como jefe de la Dirección Contra el Terrorismo de la Policía Nacional (PNP). Todo esto no es nada nuevo, en su oportunidad fue publicado por diversos medios de comunicación y periodistas especializados. (revista Caretas, diarios Liberación, Correo, La República, Perú 21, diversos canales de televisión como Canal 2, Canal 4 y Canal 5, entre otros), incluso hasta se han escrito varios libros que incluyen capítulos dedicados a revisar la actuación pública del querellante Vidal Herrera: El espía imperfecto: la telaraña siniestra de Vladimiro Montesinos, de Sally Bowen y Jane Holligan (Editorial Peisa, Lima 2003), Tras la huella de Montesinos, de la periodista venezolana Patricia Poleo (Caracas, Planeta, 2001) o Montesinos: su derrota en Venezuela, investigación periodística de Adriana Cortés (Caracas, Libros de El Nacional, 2001).  Así que, gran parte de toda esta historia ya estaba escrita. Quizá el único mérito de mi trabajo ha sido ordenar cada una de las piezas de este complicado rompecabezas, ponerlas en contexto, verificar y ampliar cada dato periodístico, cada testimonio, cada historia que se había publicado, por otros periodistas, al respecto, yendo a las fuentes y protagonistas. Muchas de las cosas que acá se cuentan, no es producto de una investigación periodística, es la consecuencia del trabajo de las autoridades competentes: grupos especiales de la Policía, Fiscales Anticorrupción, auditores de la Contraloría y Magistrados de diversas instancias del Poder Judicial.

Lo curioso y, a la vez sintomático, de esta denuncia son dos cosas: 1.- Que ha sido presentada 7 años después de que el querellante Ketín Vidal Herrera anunciara tal medida en el programa del Sr. Nicolás Lúcar (Programa La Revista Dominical del 17 de marzo del 2002). Y mucho tiempo después (tres años) de la publicación del libro. Cualquier persona que se considera agraviada, calumniada, difamada y vejada, no espera 7 años para hacer valer su derecho en el Poder Judicial, lo hace inmediatamente. Si a mi me acusan de ladrón, y no lo soy, denuncio de inmediato al que lo hizo, al periodista difamador. Eso lo haría alguien que tiene la consciencia limpia. El querellante Vidal Herrera, quizá piensa que como hace 4 años trabajo y vivo en el extranjero no tendría capacidad de defensa, la que se ve mermada por una medida arbitraria ordenada por su despacho (orden para conducirme de grado o fuerza a su juzgado). ¡Después de 7 años descubrió que lo he difamada!

2.- Que el querellante Vidal Herrera me ha demandado por la versión final de mi trabajo de investigación periodístico, el libro publicado por editorial Planeta en setiembre del 2006, y no ha puesto, como suelen poner todos los supuestos agraviados en delitos de imprenta, como tercero civilmente responsable a la casa editorial, la que se supone se coludió con el autor para publicarle semejante barbaridad. ¿Será que piensa que Planeta sí podría contratar un bufete de abogados en Lima, mientras que el periodista, viviendo lejos y sin los recursos para gastos judiciales, no? Otra curiosidad, sólo me demanda por 5 de los 7 capítulos del libro. Los otros dos no lo ofendieron. Coincidentemente ambos tienen que ver con su estrecha y siempre subordinada relación con su ex abogado Vladimiro Montesinos Torres (no demandó por el Prólogo del libro, que explica su cuestionada actuación como jefe de la DINCOTE entre los años 1991 y 1992, tampoco por el capítulo “El héroe también dice que capturó a Montesinos”, que como su nombre lo indica, abunda en detalles de la negligencia del querellante Vidal Herrera en la ubicación y captura de su ex abogado Montesinos Torres en Venezuela entre noviembre del 2000 y junio del 2001. Montesinos, finalmente fue entregado por su celador en Caracas, en junio del 2001, un mes antes de que Vidal Herrera deje el cargo de ministro del Interior.

Sin cuestionar el derecho que tiene el querellante Vidal Herrera de ejercer su defensa cuándo quiera y en la instancia que desee, paso a las respuestas de fondo a la presente querella:

I- El querellante, en su denuncia presentada en diecisiete fojas, con fecha 12 de febrero del 2009,  se limita a entrecomillar algunos párrafos y frases del libro”La caída del héroe: la verdadera historia del general Ketín Vidal” -de mi autoría- sacados de contexto o incompletos, a los que califica, sin demostrar por qué, de “FALSAS Y DIFAMATORIAS”. Aunque el libro “La caída del héroe”, por primera vez en el periodismo peruano, incluye todo un capítulo llamado “LAS FUENTES DE ESTE LIBRO” (páginas 139 a la 160), donde se explica detalladamente de dónde procede la información de cada caso real, fáctico, incontrastable y comprobable, de la vida pública del querellante, quien ocupó cargos relevantes en la Policía (Director General) y en el ministerio del Interior (Ministro), responderé cita por cita, frase por frase, capítulo por capítulo, cuáles son las fuentes, los documentos, los testimonios y demás elementos que me permitieron reconstruir cada una de las historias, del pasado del querellante, como funcionario público, que se cuentan en el libro.

1.- “EL HEROE PROTEGE A UN NARCOTRAFICANTE”

A.- “El general Ketín Vidal se convirtió en abogado cuando lo expulsaron de la ex Policía de Investigaciones del Perú. Ahora dice que no fue así, que se debió a un error, a una injusticia, que a él jamás debieron expulsarlo. Pero pocos saben que la verdadera historia de ese episodio dice lo contario” pág. 22.

Es verdad que el Antonio Vidal Herrera se graduó de abogado cuando fue separado de la ex Policía de Investigaciones del Perú (PIP), después de verse involucrado en el escándalo de narcotráfico llamado el caso “Villa Coca”, en julio de 1985. Su grado de compromiso con la organización internacional de narcotráfico que dirigía Reynaldo Rodríguez López, alias El Padrino, quedó claramente establecida en el Atestado Ampliatorio Número 498-D-DINITD (La entonces Dirección Nacional de Investigación de Tráfico de Drogas de la PIP).

Posteriormente, ya en el proceso penal del llamado caso “Villa Coca”, ante el 25 Juzgado Penal de Lima, Vidal Herrera acepta que ha recibido una serie de prebendas, regalos y canonjías de El Padrino, (Folio 10147 del Expediente Judicial que en 25 Juzgado Penal de Lima fue signado con el número 375-86. Luego pasó al Cuarto Tribunal Correccional de Lima y, después, este mismo expediente cuando subió a la Corte Suprema llevó el número 876-89. Incluso hubo una denuncia ampliatoria del Fiscal del caso que derivó en otro proceso, el que en el Once Tribunal Correccional de Lima llevó el número 108-88); que mantenía una estrecha amistad con él (Folio 7653 del mismo expediente judicial); que supo, un año ocho meses antes de que se descubra la organización de El Padrino, que este sujeto dirigía una organización internacional de tráfico de drogas (fue porque recibió una nota informativa del Servicio Nacional de Inteligencia, la nota Número 1111-100 SIN, fechada el 24 de diciembre de 1983). La explosión de la llamada “Villa Coca” en Higuereta, Surco, –que es cómo se descubre la organización que dirigía Reynaldo Rodríguez López, fue 24 de julio de 1985–; y que, aún así, mantenía su amistad con él, lo frecuentaba y le seguía pidiendo favores (Folio 7453); que solicitó a Reynaldo Rodríguez López que le “prestara” la línea telefónica número 41-6468, a nombre de El Padrino y pagada por él –cuando en Lima tener una línea fija era muy caro y casi imposible por la escasez de líneas cuando el servicio era administrado con la estatal Compañía Peruana de Teléfonos– (Folio 10147); que en los archivos de El Padrino se encontró copias de numerosos documentos que recibía o procesaba el entonces Comandante PIP Vidal Herrera, como jefe de la División de Procesamiento de la Dirección de Inteligencia de la PIP (Folio 7405); entre otros hechos puntuales que el nuevo gobierno (el primer gobierno aprista 1985-1990), tomó en cuenta para incluirlo en la llamada “reorganización de la PIP”, una manera expedita y administrativa que ordenó el flamante presidente Alan García para acabar con el escándalo mayúsculo que era el caso “Villa Coca”.

Años después, el mismo Vidal Herrera, en una entrevista que concedió a la periodista Rosa María Palacios, el martes 4 de julio del 2006, en el programa televisivo Prensa Libre, de América TV, aceptó haberle pedido al narcotraficante Reynaldo Rodríguez López que le comprase medicinas y una casaca de cuero para su esposa, que no se vendían en el país, dijo. Pero, añadió, Rodríguez López nunca cumplió con traerle su “encargo”.

Adicionalmente, su abogado, en ese caso, y amigo Vladimiro Montesinos Torres, más de una vez ha contado los pormenores de su defensa en el tema “Villa Coca”, sobre todo cómo hizo para reponer a Vidal Herrera en la Policía, en las postrimerías del primero gobierno aprista, y cómo, después, le confió cargos muy importantes para el régimen donde Montesinos era el segundo hombre de más poder y el encargado de manejar a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Una de esas veces quedó inmortalizada en un “vladivideo” que el mismo Montesinos mandó grabar en su oficina del SIN. Es el vladivideo número 1292, rotulado como “Reunión Doctor-Joy Way-Cucluiza” y tiene como fecha de grabación el 5 de enero de 1999. Este video fue transcrito y difundido por el Congreso de la República, por lo tanto no es un secreto, fue de público conocimiento. Dentro la conversación, registrada por este video, en la parte concerniente a Vidal, Montesinos le dice a la entonces alcaldesa de San Borja, Luisa María Cuculiza, quien luego conversó con el presidente Fujimori y el ex Ministro del Interior Juan Briones Dávila, que él (Montesinos) fue abogado de Ketín Vidal en el caso “Villa Coca”, que logró reponerlo  como oficial activo en la Policía, que logró que le pagaran sus sueldos devengados por casi cinco años y que Vidal Herrera trabajaba como analista de inteligencia en su estudio de abogados (que en ese entonces defendía a grandes narcotraficantes, como el colombiano Evaristo Porras Ardila, el hombre del cártel del Medellín de Pablo Escobar en el Perú, cuyo expediente judicial se “perdió” en el Poder Judicial).

Años después, exactamente en el 2009, el mismo Vladimiro Montesinos Torres, detalló estos hechos en un libro que escribió bajo el título SIN Sendero: alerta temprana, (Ezer Editores, Lima, noviembre del 2009) donde expone lo que considera su papel en la lucha contra el terrorismo cuando fue asesor de la alta dirección del Servicio de Inteligencia Nacional. En este libro, en la página 113, Montesinos relata, después de explicar que conoce a Vidal Herrera desde que ambos eran pre-cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos, en 1962, y que él, en 1990, ya repuesto en la Policía, lo llevó como Jefe de Contrainteligencia del SIN, que él, Montesinos Torres, fue el abogado de Vidal Herrera cuando a este lo sacaron de la PIP en 1985, como consecuencia de su relación con el escándalo “Villa Coca”. Textualmente Montesinos dice:

“Por estos hechos (se refiere al caso Villa Coca) el coronel Vidal, y otros miembros de la Policía, fueron procesados ante la Vocalía de Instrucción del Consejo Supremo de Justicia Militar en cuya causa ejercí su defensa técnica, hasta que al resolverse la contienda de competencia entablada, la instrucción pasó a conocimiento del Fuero Común por disposición de la Corte Suprema de Justicia” (pág. 113).

Más adelante, en el mismo libro, Montesinos escribió lo siguiente sobre Vidal Herrera:

“A comienzos de diciembre de 1990 se llevó a cabo el proceso de ascensos en la PNP para oficiales subalternos y superiores y luego efectuó el proceso para oficiales generales de esta institución. En dicha ocasión el coronel PNP Ketín Vidal Herrera se presentaba por primera vez a fin de poder ascender al grado de general de la Policía Nacional, en virtud de lo cual me pidió que lo recomendara ante el presidente Fujimori a efecto de que éste interpusiera sus buenos oficios ante el ministro del Interior y el director general de la Policía Nacional. En esa oportunidad el ingeniero Fujimori, luego de despachar con el ministro del Interior, general de división EP Alvarado Fournier, me refirió que ello no era posible por dos razones (según lo señalado por el teniente general Cuba y Escobedo, en su calidad de DIRGEN) –Director General de la Policía Nacional– : la primera, el haber estado desde el 28 de julio de 1985 varios años en situación policial de retiro, y si bien había retornado años después a la actividad, tenía como un antecedente el estar comprendido en un atestado policial del que ya hemos hecho mención; (se refiere al atestado Número 498-D-DINTID del caso “Villa Coca”); y la segunda, porque era la primera presentación y figuraban otros coroneles con mayor antigüedad en el cuadro de mérito y con una excelente trayectoria, de modo que podía esperar un año tranquilamente. Ante tales argumentos no había nada que hacer, pensé dentro de mí. Al comunicarle este parecer al coronel Vidal Herrera, lejos de sentirse amilanado invocó la amistad que teníamos y recordó el año que estuvimos juntos en la Escuela Militar de Chorrillos. Invocando persistentemente este hecho, me pidió que solicitara al presidente Fujimori reconsiderara su posición, tanto más que ya no tenía ningún antecedente policial. Reconozco que me convenció su insistencia, la que trasladé yo ante el ingeniero Fujimori, quien para evitar seguir tocando el tema del pedido de ascenso del coronel Vidal a general, ordenó al general Alvarado lo incluyera en la nómina de ascendidos a general de la Policía para su remisión al Senado de la República a efecto de la ratificación respectiva” (páginas 129 -130).

Esto que dice Montesinos reiteradamente no es una fantasía, como siempre ha señalado Vidal, él mismo (Antonio Ketín Vidal Herrera) en una conversación privada que sostuvo con su ex abogado, amigo y protector, Vladimiro Montesinos Torres, el 25 de diciembre de 1999, en la famosa salita del SIN (oficina privada de Montesinos), reconoció todos los favores que le había hecho Montesinos, especialmente en el problema que tuvo por el caso Villa Coca. Le dijo que él (Vidal Herrera) sería muy agradecido por esos favores y que había sido fiel a Montesinos, que los unía una gran amistad. Esta conversación quedó registrada en otro vladivideo, que fue transcrito y proyectado por el Congreso de la República. Es el vladivideo signado con el número 1809, rotulado como “Reunión Doctor – Ketín Vidal 2”. En esa conversación Montesinos le decía a Vidal Herrera “Antonito”, y éste le respondía “Vladi” y a veces “Vladicito”. Esta conversación es pública, la vieron y escucharon miles, quizá millones de peruanos. Entonces pretender decir ahora, cómo ha sostenido el querellante Vidal Herrera subestimando la inteligencia nacional, que él no dijo lo que dijo o que era una estrategia de inteligencia, es risible.

B.- “El Padrino (cumplía en realidad dos papeles: podía ser un generoso capo del narcotráfico o un ahijado de lo más mimado. En el otro extremo de esa relación de ida y vuelta), había oficiales de la Policía de Investigaciones que lo habían protegido a cambio de dinero y regalos. (Algunos de esos agentes acabaron en prisión.) A otros los expulsaron. Ketín Vidal, en ese entonces coronel, fue uno de ellos.’.

Además de lo señalado en la respuesta anterior debo explicar que el caso “Villa Coca” fue ampliamente cubierto por los medios de comunicación desde el día que explotó el laboratorio de refinación de clorhidrato de cocaína que la organización de tráfico internacional de drogas, liderada por Reynaldo Rodríguez López, tenía en un conjunto de casas de la urbanización Higuera, en Surco, que la prensa bautizó precisamente como “Villa Coca”. En este caso hubo muchos oficiales de la ex PIP procesados y hasta sentenciados por sus vínculos estrechos con esta organización. Uno de ellos fue el general José Abraham Jorge Zárate, a quien entrevisté hasta en dos oportunidades, y quien me explicó el grado de compromiso de Vidal Herrera con la organización de El Padrino que, según me dijo, era mayor  que la que pudo haber tenido él, incluso. Él, que fue sentenciado a 7 años de prisión. Concluyó la entrevista con esta frase: “¿Sabes por qué Vidal no fue a la cárcel? –me preguntó– Porque Vladimiro Montesinos fue su abogado y no el mío. Desde aquella época se sabía en la Policía y en los corrillos del Poder Judicial, quién era y cómo trabajaba el abogado Vladimiro Montesinos Torres.

Respecto a los regalos que pedía Vidal Herrera a El Padrino, él mismo lo aceptó en su instructiva como procesado en el caso penal. (Folios 7653, 7667 y 10147 del expediente judicial referido anteriormente)

C.- “Ésta fue en verdad la mayor explosión: El Padrino tenía diecisiete empresas para ocultar su mafia. La más importante, una agencia de viajes, se llamaba Servicios Turísticos Internacionales, Setur-In”. Pág. 25

Aunque es intrascendente y vago, que el querellante cuestione que Reynaldo Rodríguez López tenía una agencia de viajes como fachada de su negocio ilegal de tráfico de drogas internacional, para efectos del supuesto agravio a su honor y reputación, a nadie, que haya leído aunque sea algo del caso “Villa Coca”, le queda duda de que el centro de operaciones de El Padrino era su oficina en Setur-In, ubicada en el distrito de Jesús María. En esas oficinas la Policía, en compañía del fiscal que investigó el tema, encontró una serie de documentos que comprometían a Vidal Herrera con El Padrino, como sus agendas de los últimos años donde el ex Jefe de Procesamiento de la Dirección de Inteligencia de la PIP, aparece 22 veces mencionado. En unas lo llama “Antonio”, en otras se refiere a él como “Ketín”, y en las demás lo señala como “Coronel”. En la agenda de El Padrino del año 1981, en la hoja correspondiente al día 7 de septiembre de ese año, está escrito el primer apellido de Vidal Herrera al costado de una cifra: 100,000. Dice “Asunto Vidal”. Unas hojas más adelante, en esa misma agenda de Reynaldo Rodríguez López, exactamente en la hoja correspondiente al 24 de septiembre están escritas dos cifras juntas? “Ketín – 130,000 y 30,000”. El ex Fiscal de la Nación, César Elejalde Estensoro, quien dirigió el proceso de investigación,  y a quién entrevisté, me enseñó las copias fotostáticas de esas agendas y me dio copia de las transcripciones oficiales, las mismas que forman parte del Atestado 498-D-DINTID, el que a su vez es parte del voluminoso expediente judicial del caso “Villa Coca”

D.- “De hecho, hay una boleta de Setur-In por dos pasajes a nombre de Antonio (Ketín) Vidal Herrera” pág. 26

En el expediente judicial del caso “Villa Coca”, se encuentra esta boleta de la empresa Servicios Turísticos Internacionales (Setur-In), de propiedad de Reynaldo Rodríguez López, donde se consigna que se emitieron dos pasajes aéreos nacionales a nombre de Antonio Vidal Herrera de “cortesía”. (Folios 7653 y siguientes). En el mismo expediente judicial, también se consignas declaraciones del mismo Vidal Herrera, donde el querellante, acepta haber enviado una tarjeta personal a El Padrino en la que “le da mil gracias por los favores recibidos”. Admite, asimismo, que el 9 de marzo de 1985 –unos meses antes de la explosión de Villa Coca, y 15 meses después que él como jefe policial estaba notificado oficialmente, a través de la nota de inteligencia número 1111-100 del SIN, que El Padrino era narcotraficante– envío una tarjeta personal al Cónsul de México en Lima solicitándole que les otorgara una visa de turista para ese país a dos hombres de la organización de El Padrino. Vidal firmó la tarjeta como “Jefe de la División de Investigación de Rentas Fiscales de la Dirección de la Policía Fiscal”. Los recomendados por el jefe policial (Vidal Herrera) eran Eddie Roberto Calagua Manco y Roberto Agustín Calvo Mazuelos, ambos hombres de confianza de Reynaldo Rodríguez López, miembros de su organización.

E.- “Según el expediente judicial 375-86 del 25 Juzgado Penal de Lima, Ketín Vidal aceptó haber recibido regalos de Reynaldo Rodríguez López”. Pág. 26.

Ésta es la nota de pie de página número 4 del libro. Repito, en el Atestado Ampliatorio número 498-D-DINTID (Dirección de Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas en la entonces PIP), que consta de 178 páginas y 229 anexos en los que se adjuntan pruebas contundentes como las agendas personales de El Padrino, las tarjetas de agradecimiento que recibía, fotografías y videos caseros de las reuniones que organizaba periódicamente con sus amigos y miembros de su organización (como la fiesta por el matrimonio de su hija realizado el 14 de junio de 1985, es decir, un mes antes de la explosión de “Villa Coca” y un año y medio después de que Vidal Herrera conociera oficialmente que El Padrino era la cabeza visible de la organización más grande del narcotráfico peruano hasta ese momento). Este atestado luego pasó a formar parte del expediente judicial del caso, el número 375-86 del 25 Juzgado Penal de Lima. En esta instrucción penal el procesado Vidal Herrera amplió sus declaraciones y, por ejemplo, en el Folio 10147, Vidal acepta que le pidió a Rodríguez López que le “prestara” una línea telefónica, la misma que usaba, hasta después que estallara el escándalo “Villa Coca”, en su oficina de la Policía Fiscal.  En el Folio 7667 del mismo expediente Vidal Herrera declara que Reynaldo Rodríguez López trataba de demostrarle su amistad posiblemente para utilizarlo. Reconoce que frecuentemente se comunicaba por teléfono con él, y admite haberle pedido que “le comprara medicamentos para su esposa, casetes para equipos de video, un sacón, discos y otros”.

F.- “Por ejemplo, según el atestado policial del caso Villa Coca, Vidal sí sabía que Rodríguez López era un narcotraficantes. Tres días después de la Navidad de 1983 recibió una nota del Servicio de Inteligencia. Era confidencial. Allí se detallaba que El Padrino era el jefe de una de las organizaciones más grandes del narcotráfico en el Perú”. Páginas 26 y 27

El querellante deliberadamente, no consigna, en esta edición antojadiza que hace del libro, que el periodista está citando la fuente de su información (la parte no resaltada en negritas), que en este caso es un Atestado Policial. Y respecto a que él (Vidal Herrera) recibió un día de noche buena (el 24 de diciembre de 1983) un documento confidencial del Servicio de Inteligencia Nacional (la nota informativa Nº 111-100-SIN), donde se le advertía textualmente que “Reynaldo Rodríguez López estaría realizando actividades de narcotráfico”, es una verdad tan grande que él mismo en diversas entrevistas periodísticas lo ha explicado. Es más, siempre dice que él no se cruzó de brazos con es información (como jefe de la División de Procesamientos de la Dirección de Inteligencia de la PIP), sino que actúo en consecuencia. Elaboró, lo ha explicado Vidal Herrera hasta la saciedad, otra Nota Informativa firmada por él (la N-027-DIRINT) la cual repite, sin mayor análisis, ni contexto, ni mayores detalles de las actividades ilícitas de El Padrino, casi textualmente la nota informativa del SIN que recibió. Estas declaraciones públicas de Vidal Herrera demuestran cabalmente lo que escribí en su momento: que el querellante sí sabía que Reynaldo Rodríguez López era narcotraficante. Lo sabía oficialmente desde la navidad del año 1983, sin embargo lo siguió frecuentando, le siguió solicitando favores, prebendas y canonjías. Tanto lo seguía frecuentando que asistió a la misa y posterior fiesta del matrimonio de la hija de El Padrino el día 14 de junio de 1985.

Otra evidencia de la estrecha relación entre el querellante y Reynaldo Rodríguez López y su organización es lo que me contó personalmente el ex Coronel PNP Hermes Huaroto Sumario de algo que pasó en marzo de 1984 (res meses después de que Vidal Herrera supiera, por medio de la nota informativa del SIN, que su amigo El Padrino se dedicaba a actividades de narcotráfico). Huaroto Sumari me explico (en una entrevista propalada en Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima) que fue a la oficina de Rodríguez López para exigirle que le devuelva el pasaporte de su hermana Delia, quien había pagado a Setur-In para que la lleve de ilegal a Estados Unidos vía México. El Padrino, después de responderle malcriadamente, dijo que él tenía una gran amigo que era un oficial superior a él (en ese momento Huaroto Sumari era Mayor PIP). Para sorpresa del Mayor PIP Hermes Huaroto, recibió la visita del entonces Coronel PIP Antonio Vidal Herrera y éste lo recriminó por haber “osado” ir a reclamarle a El Padrino por el caso de su hermana. (Este testimonio salió publicado en un reportaje especial sobre los vínculos del querellante Vidal Herrara y la organización de El Padrino, en el programa Sétimo Día, de Frecuencia Latina, en junio del 2004)Así que no sólo es el Atestado Policial del caso “Villa Coca” el que contiene pruebas y testimonios que prueban la estrecha relación de un alto oficial de la Policía de Investigaciones (Vidal Herrera) que se supone combatía el narcotráfico, con un gran narcotraficante (Reynaldo Rodríguez López, alias El Padrino), sino que hay muchos testimonios más que corroboran la investigación que en su momento hizo el equipo especial de colegas del querellante Vidal Herrera, encabezados por el General PIP Raúl Chávez Gonzáles.

G.- ¿Sabes por qué Vidal no fue a la cárcel? –me pregunta Jorge Zárate cuando estoy por partir–. Sólo los faros del auto pueden cortar la sólida oscuridad de su casa campestre. –Porque Vladimiro Montesinos fue su abogado y no el mío”.

Ésta es una declaración del general PIP José Jorge Zárate, que fue jefe y mentor de Vidal Herrera por mucho tiempo, el que lo presentó con Reynaldo Rodríguez López, cuando el querellante era Mayor PIP y el oficial de más alta graduación comprometido con la mafia de El Padrino (según declaró José Jorge Zárate en una entrevista grabada para este libro). Las declaraciones del General José Jorge Zárate coinciden con lo comentado y escrito por el ex abogado del querellante en este caso, el hoy preso Vladimiro Montesinos Torres. Pondré, en su debida oportunidad, a consideración del Juzgado, una copia en DVD de una de las entrevistas que me concedió José Abraham Jorge Zárate, y sus respectivas transcripciones para que se procese en una diligencia de visionado de la misma.

2.- EL HEROE TRABAJA PARA VLADIMIRO MONTESINOS

A.- “La primera parte, según ellos, fue ésta: otro de los que tenían que investigar a Montesinos era el entonces director de la Policía Nacional, el general Ketín Vidal. Revisando archivos de video, ese mismo domingo de agosto de 1996 en que la fiscal fue a defender a Montesinos en un canal de televisión, el general Vidal había ido por la mañana a otro canal. El programa se llamaba Contrapunto. Play. El general Vidal aparece vestido con su uniforme de gala y dice:

-El señor Vladimiro Montesinos, como todos sabemos, es asesor en asuntos de inteligencia en la lucha contra la subversión y narcotráfico. Me resulta difícil creer que alguien con tanta responsabilidad en el país esté involucrado con un delincuente”

Nuevamente, el querellante cita frases sueltas y descolgadas de su contexto, para dar la impresión de que el periodista lo ha calumniado, (nótese que de este párrafo, por ejemplo, sólo ha citado la parte sombreada en negro) cuando lo que está haciendo el autor del libro es únicamente citar sus propias palabras, palabras comprometedoras que las dijo en una entrevista televisada (Entrevista con el periodista Gonzalo Quijandría, programa Contrapunto - agosto de 1996), es decir, de público conocimiento. Esta entrevista la dio el querellante Vidal Herrera, como Director General de la Policía Nacional, cuando el narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera, alias “El Vaticano”, capturado en Colombia, denunció públicamente que pagaba mensualmente 50 mil dólares americanos al asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos Torres (amigo y ex abogado del querellante Vidal Herrera) por cada avioneta repleta de clorhidrato de cocaína que sacaba desde una pista clandestina de aterrizaje, ubicada en la localidad selvática de Campilla, hasta Colombia.  Era agosto de 1996, y la prensa local (especialmente la revista Caretas) había publicado una serie de reportajes que describían el pasado sinuoso y delictivo, sobre todo su relación como abogado de grandes narcotraficantes, del entonces todopoderoso asesor presidencial Vladimiro Montesinos Torres. El domingo 18 de agosto de 1996, el querellante Vidal Herrera, vestido con el uniforme oficial de la Policía Nacional, se presentó en los estudios del programa Contrapunto de Frecuencia Latina, para, usando su supuesto prestigio como el Policía que capturó a Abimael Guzmán, defender a Vladimiro Montesinos de las acusaciones graves del narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera. Fue tan directa la defensa a Montesinos del jefe de la Policía, (el querellante Vidal Herrera) que, se supone, era la autoridad máxima de una de las instituciones que debería haber investigado esta denuncia, que el entrevistador le replicó si no estaba defendiendo a su amigo Montesinos. Más, todavía, lo que hizo el querellante Vidal Herrera en la mañana de ese domingo, lo repitió en la noche, en otro programa de televisión, otra autoridad máxima de una institución que también debería haber investigado esa denuncia: la Fiscal de la Nación Blanca Nélida Colán Maguiña. La diferencia entre ambos es que el querellante Vidal Herrera, después fue nombrado ministro del Interior, la ex Fiscal de la Nación fue a dar a una celda del penal Santa Mónica de Chorrillos.  Por coincidencia, me tocó trabajar como reportero del programa Contrapunto unos meses después de haberse realizado esta entrevista, supe entonces, de boca de los jefes periodísticos del programa, cómo había sido tramitada la presentación pública del querellante Vidal Herrera para defender groseramente a Montesinos. Me contaron que había ido personalmente al canal uno de los testaferros de Montesinos, Víctor Alberto Venero Garrido, a solicitar la entrevista en Contrapunto con el Director General de la Policía. (Cosa que posteriormente se denunció en el mismo canal, cuando el régimen decidió perseguir al accionista mayoritario de Frecuencia Latina Baruch Ivcher Broinstein).

Es decir, según los prolegómenos de la entrevista, Montesinos ordenó a su ex defendido, amigo y hombre de confianza, el querellante Vidal Herrera, que vaya a defenderlo públicamente, vestido con el uniforme oficial de la Policía, como parte de su estrategia de defensa frente a las graves acusaciones de un narcotraficante. El querellante Vidal Herrera, que siempre dice haber sido digno y autónomo, obedeció la orden tal y como se la dio su jefe real, ex abogado y amigo.

Esto lo ha reconocido el mismo querellante Vidal Herrera, en una conversación privada que tuvo con Montesinos Torres (transcrita por el Congreso de la República) Se trata del Vladivideo Nº 1806, rotulado por los secretarios de Montesinos como “Reunión Doctor - Ketín Vidal”, donde el querellante dice textualmente, según la transcripción oficial del Congreso de la República, “Tú tienes que estar seguro, Vladi, por ese lado, seguro de que siempre me portaré como amigo”. Ese día, renunciando dolosamente a su función de Jefe de la Policía, el querellante Vidal Herrera, se portó como amigo, e indirectamente, cómplice, del sentenciado por crímenes de lesa humanidad, asesinatos, corrupción de funcionarios, entre otros muchos delitos, Montesinos Torres.

B.- “La voz en off del reportero que consiguió la foto decía que Montesinos y la policía del Perú, dirigida por el general Vidal, habían apresado juntos a Vaticano. Eran socios y trabajaban en equipo. De modo que parecía insensato creer que un capo del narcotráfico hubiese podido sobornar a uno de sus captores. Tiempo después, Vaticano habría de retractarse de su acusación. Dijo que jamás le había pagado nada a Vladimiro Montesinos. Ese día fue llevado al tribunal tambaleándose, como si lo hubiesen drogado. Casi ni podía hablar”. Pág. 33

Esta cita se refiere al reportaje que hizo para el programa Panorama de Panamericana Televisión (Canal 5) el reportero Alejandro Guerrero. Dicho reportaje también fue coordinado por Vladimiro Montesinos a través del Sr. Genaro Delgado Parker, entonces socio de la televisora, quien asignó la tarea al periodista Guerrero. Esto me consta personalmente porque en ese momento (primavera del año 1996) yo era reportero del programa Panorama y estuve en la reunión donde el Sr. Delgado Parker dio instrucciones al Sr. Guerrero para hacer el reportaje favoreciendo a Montesinos (no sólo me consta a mí, en esa reunión también estuvieron periodistas destacadas, que hoy cumplen labores importantes en los medios, como Pamela Vertiz, Verónica Insaústi, Viviana Melzi, entre otros. Las que no me dejaran mentir). Esto se ha explicado abundantemente en los medios con motivo de analizar la relación de Delgado Parker y Montesinos. El reportaje salió al aire el domingo 8 de setiembre de 1996. Es decir, unas semanas después de la presentación del querellante Vidal Herrera en otro canal de televisión, donde defendió abierta y contundentemente al cuestionado Montesinos. Era, como me dijeron, años después, los secretarios de Montesinos, Mario Ruíz Agüero y Wilder Ramos Viera, la tercera fase de la estrategia de defensa del jefe de facto del Servicio Nacional de Inteligencia (SIN).

C.- “Siempre que alguien le pregunta por su relación con Montesinos, el general Ketín Vidal dice que nadie escoge a sus compañeros de promoción. En verdad, sólo estuvieron juntos en la desaparecida escuela de precadetes para el Ejército, porque de los casi doscientos alumnos que estuvieron allí, Vidal no logró calificar entre los cien primeros. Eso lo eliminó para el Ejército. Y entonces se hizo policía”.

Es una verdad incontrastable, tan monumental como el edificio de la Escuela Militar de Chorrillos, que el querellante Vidal Herrera quiso ser oficial del Ejército Peruano y no pudo. Se postuló en el año 1961 a la Escuela de Oficiales, sólo que en esa época había un filtro previo: la escuela de precadetes. Como consta en los archivos académicos de la dicha escuela, Vidal Herrera no calificó entre los 100 primeros, de los 200 precadetes, y no pudo seguir como aspirante a oficial del Ejército. Posteriormente ha dicho que tuvo un problema de salud, que no está acreditado, pero quizá fue ese problema de salud el que no le permitió estudiar y calificar entre los cien primeros precadetes. Haya sido como haya sido, lo concreto y la verdad es que no calificó entre los cien primeros precadetes. Claro, es entendible que nadie, menos un supuesto pro hombre de la sociedad peruana, quiera aceptar un fracaso académico en el pasado. Pero la verdad es única. Vladimiro Montesinos Torres, su ex abogado y amigo, en el libro que referimos líneas arriba, da su versión de esta anécdota:

“Este me preguntó (se refería al general del Ejército Edwin Díaz Zevallos) sobre la hoja de vida profesional de Vidal y yo le informé que lo conocía, porque habíamos sido compañeros de estudios en la Escuela Militar de Chorillos (EMCH) en el año de 1961. Por circunstancias de la vida, Ketín Vidal no estuvo entre los cien primeros alumnos que pasaron de ser precadetes a cadetes de primer año en 1962, razón por la cual tuvo que salir de la EMCH para postular a la entonces Escuela de Oficiales de la PIP, a la que logró ingresar, graduándose años después como oficial de investigaciones” Pág. 112.

D.- “Años después ambos habrían de encontrarse vestidos de civiles. A Ketín Vidal lo habían despedido de la policía en 1985. Para ese tiempo, a Montesinos también lo habían expulsado del Ejército y era un abogado de narcotraficantes” pág. 33

El escándalo ‘Villa Coca” se destapó en los últimos días del gobierno del presidente Fernando Belaúnde Terry y fue la primera vez que se encontraron evidencias de que, no sólo altos jefes policiales, sino asesores del ministro del Interior, militares y hasta políticos, estaban involucrados con una organización internacional de tráfico de drogas. El escándalo fue tan mayúsculo que el nuevo presidente, Alan García Pérez, en su primer mensaje a la Nación, el día que asumió el mando (28 de julio de 1985) anunció la “reorganización de la Policía”, una medida administrativa y rápida para separar a los oficiales involucrados en el escándalo "Villa Coca”, para no tener que esperar que se les declare judicialmente culpables de haber sido cómplices de un delito tan grave para un policía como tráfico ilícito de drogas. (Un juicio, como Usted, señora Jueza, lo conoce mejor, puede durar en el Perú tres o cuatro y hasta cinco años). Era la vía administrativa más rápida. Esto lo ha reconocido en varias entrevistas de la época el ex Ministro del Interior del primer gobierno de Alan García, Agustín Mantilla Campos. Aunque el querellante Vidal Herrera, siempre presenta como un certificado de buena conducta una carta que le firmó el mismo Mantilla, el 15 de enero de 1997, diciendo que fue un error sacarlo y que luego “la historia demostraría la bondad de esta acción subsanatoria” (se refiere a cuando, en las postrimerías del gobierno aprista, lo repuso el mismo Mantilla por gestión de su abogado y amigo Vladimiro Montesinos). Más allá de que esta extraña carta en sí misma contiene una gravísima contradicción –primero dice que pasaron al retiro a los oficiales PIP atendiendo la propuesta del comando de la institución (que se supone recomendó “invitar al retiro por renovación” a oficiales que algo tenían para no seguir en ejercicio) pero que en su caso “en ningún momento recibieron informaciones o insinuaciones que pusieran en tela de juicio su integridad moral o su solvencia profesional”. Entonces la pregunta es muy simple: ¿por qué el comando de la PIP incluyó el nombre del querellante Vidal Herrera en la lista de oficiales no deseados, “invitados al retiro” si era tan probo, honesto, profesional y eficiente y no tenía ninguna mancha en su legajo, como insinúa la carta de Mantilla?. ¿Quizá porque era bajito de estatura, porque había nacido en la lejana provincia de Marañón, en Huánuco, o porque sus padres eran humildes profesores de escuela rural, o, más bien, porque hasta ese momento todavía no era padre de familia? No, evidentemente. Pero eso no es lo más grave. El hecho que el querellante Vidal Herrera haya solicitado dicha carta, en la fecha y las circunstancias en las que se encontraba el firmante Agustín Mantilla Campos, viola un artículo del Código Penal vigente. El 15 de enero de 1997, fecha en la que se firma la carta, el ex ministro aprista, Agustín Mantilla Campos, estaba preso en un cuarto del Hospital Militar de la avenida Brasil, procesado, entre otros delitos, por tenencia ilegal de armas de guerra, y el querellante Vidal Herrera era Director General de la Policía Nacional. Es decir, el funcionario jerárquicamente máximo jefe de todos en la Policía le pidió que firmara un documento que lo favorecía a un procesado por la justicia que purgaba sentencia en un recinto que él controlaba. Es como si el director de un penal le pidiera a un preso de máxima seguridad que le firmara un documento para que lo exonere de sus controvertidos antecedentes del pasado. Eso es un delito. (Abuso de Autoridad, Artículo 376 del Código Penal)

Lo mismo ha hecho el querellante Vidal Herrera con un Juez y un Fiscal que investigaron el caso “Villa Coca”, papelitos que exhibe como verdaderos certificados de santidad, cuando cualquier estudiante del primer semestre de Derecho sabe que los jueces no expiden certificados de buena conducta, sino resoluciones o sentencias que deben ser motivadas, sustentadas de acuerdo a derecho, y que los fiscales son los titulares de la acción penal, no auxiliares de una escuela secundaria para dar certificados de buen comportamiento.

Queda claro, entonces,  que el entonces coronel PIP Antonio Ketín Vidal Herrera fue uno de los investigados, dados de baja y procesados judicialmente por el caso “Villa Coca”. Eso, que fue separado de la PIP, lo ha reconocido él mismo en diversas entrevistas, sólo que dice que fue por un error, casi un castigo divino, una mala suerte en su carrera.

E.- “La explosión de aquel condominio donde se fabricaba cocaína había permitido saber que algunos oficiales de policía protegían a El Padrino. A unos cuantos los enviaron a la cárcel. A otros, como al entonces coronel Vidal, sólo los expulsaron”. Pág. 34

Precisamente uno de los altos oficiales de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), sentenciado a siete años de cárcel, José Abraham Jorge Zárate, ha explicado en una larga entrevista concedida para este libro, cómo era que el grado de complicidad del querellante Vidal Herrera con la organización de Reynaldo Rodríguez López, alias El Padrino. Lo que está ampliamente explicado y documentado en el expediente judicial respectivo al cual hemos hecho referencia muchas veces líneas arriba.

F.- “Entonces un día, de repente, me tocan el timbre de mi estudio. Pasó y me dijo medio llorando: “Hermano, me han pasado al retiro. ¿Y ahora qué voy a hacer?”. Montesinos cuenta lo que él le respondió, y luego se enorgullece: El abogado fui yo. Yo fui el abogado del juicio que duró cinco años y logré que lo repusieran en la Policía y que le pagaran la famosa indemnización por tiempo de servicios. En diciembre del noventa hablé con el presidente Fujimori para que lo ascendieran a general”. Páginas 35 - 36

Exactamente como ha hecho en las citas anteriores, el querellante Vidal Herrera, extrae palabras y frases sueltas de todo una narración (en este caso sólo cita las palabras resaltadas en negritas). Y precisamente lo que omite el querellante Vidal Herrera son las referencias, las fuentes, que el autor del libro señala para atribuir dichas palabras o comentarios. Éstas citas no son sino lo que dijo su ex abogado y amigo Vladimiro Montesinos Torres, alias “El Doc”, en una conversación que tuvo con el ex ministro del Interior Juan Abraham Briones Dávila y la alcaldesa del distrito de San Borja, Luisa María Cuculiza Thorne, diálogos que han quedado registrados en los vladivideos números 880 y 881. Lo que dijo en aquella oportunidad Vladimiro Montesinos, el 29 de abril de 1998, lo ha repetido con más detalles en el libro que publicó 11 años después, ya preso en la Base Naval del Callao. En este caso el autor del libro sólo se ha limitado a referir lo que dijo Montesinos, quien conoce mucho más que el querellado de esta causa, a Antonio Ketín Vidal Herrera.

G.- “La alcaldesa Cuculiza lo interrumpió para comentar: Le puede decir entonces “papá Montesinos”. Es la persona que más he ayudado en estos años –admitió Montesinos–. Unos minutos después dice que el general Vidal trabajó con él: Durante esos cinco años yo lo incorporo a mi estudio. Le digo: mira, como tú eres policía y yo soy abogado penalista, trabaja conmigo y ayúdame. Yo tengo mucho contacto con la Policía para la solución de mis clientes. Tú me ayudas y, bueno, compartimos honorarios. Cinco años estuvo trabajando en mi estudio de abogados. Era mi ayudante” pág. 36

Independientemente de que ésta es versión de Vladimiro Montesinos Torres, versión sostenida en el año 1998, y repetida por escrito en el 2009, a través de su referido libro, ésta coincide con otros dos testimonios que el autor del libro ha consultado, entre otros tantos testimonios, para corroborar este dicho. El primer testimonio coincidente es de Sergio Cardenal Montesinos, primo hermano del ex abogado del querellante Vidal Herrera (Montesinos Torres) y el que fuera una de las primeras víctimas de Montesinos Torres. En una entrevista grabada en video, que formó parte de un especial propalado sobre el tema en Frecuencia Latina, Canal 2, Cardenal Montesinos dice que “Era un colaborador (cuando se refiere a lo que hacía Vidal Herrera en el estudio de Vladimiro Montesinos Torres) Una especie de cliente que pagaba por su juicio ayudándolo con sus trámites porque quería volver a la Policía”. Luego añade: “Investigaba las informaciones que llegaban desde Colombia”. (Programa Sétimo Día, Frecuencia Latina, junio 2004)

El otro testimonio que coincide con Montesinos Torres es el que Matilde Pinchi Pinchi, cajera y mujer de más confianza que tuvo el ex asesor presidencial en su inexpugnable oficina del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), le dio al autor Pinchi Pinchi, en una entrevista grabada en video, dice que a ella le consta que el querellante Vidal Herrera trabajaba en el estudio de Montesinos, ella frecuentaba esta oficina ubicada en un edificio de la primera cuadra de la avenida Paseo de la República, en el centro de Lima, porque Vladimiro Montesinos era su abogado en un caso de contrabando por el cual le habían solicitado orden de captura. (Esta historia, la de la relación de Pinchi Pinchi con Montesinos, el autor la ha publicado en la revista Etiqueta Negra, número 28, en el 2005)

Por su parte el querellante Vidal Herrera ha tenido versiones contradictorias sobre este tema (que trabajaba en el estudio de abogados Montesinos Torres como “analista de inteligencia” defendiendo a grandes narcotraficantes). En una entrevista con el periodista Jaime De Althaus, en Canal N, en el año 2004, negó haber trabajado en el estudio de abogados de Vladimiro Montesinos. Unos años después, en otra entrevista televisada, aceptó que Montesinos fue su abogado. (Entrevista en el programa Prensa Libre de Canal 4 – América TV, con la periodista Rosa María Palacios en el 2006). Estas contradicciones son una inequívoca señal que tanto Vladimiro Montesinos, como su irreconciliable primo hermano Sergio Cardenal Montesinos y Matilde Pinchi Pinchi, convertida de mujer de mayor confianza de Montesinos en su enemiga número uno, dicen la verdad sobre estos hechos. Tres testimonios de gente que no pudo haber concertado cuando lo dijeron (porque en ese momento, años 2002, 2003 y 2004, eran enemigos irreconciliables) contra uno contradictorio en sí mismo, que cambia año a año. (El del querellante Vidal Herrera).

H.- Cuando Montesinos restableció su relación con los servicios de Inteligencia del Perú, a finales de los ochenta, ya no era aquel traidor a la patria a quien habían expulsado del Ejército a fines de la década del setenta por vender información confidencial. Era un hombre de confianza de Agustín Mantilla, el último ministro del Interior del entonces presidente Alan García. A finales de la década del ochenta, a ese ministro le pidió el favor de restituir a Ketín Vidal a la Policía. Como Montesinos mismo lo dijo, consiguió que incluso le pagaran todos los sueldos que Vidal había dejado de cobrar desde su salida” pág. 37

Además de la versión de Montesinos, como ya ha quedado claro en las respuestas anteriores, grabadas en vladivideos y repetidas –con detallesen el libro de su autoría, el tiempo se ha encargado de mostrar los nexos estrechos y criminales que mantenían Montesinos con el ex ministro aprista Agustín Mantilla Campos, quien pasó varios años en prisión sentenciado por haber recibido dinero, precisamente de Montesinos en el año 2000, en las postrimerías del régimen fujimorista. (Exactamente fue el 13 de marzo del 2000, en plena campaña electoral). Sobre esto el periodista Gustavo Gorriti Ellenbogen ha escrito inextenso en varios medios del Perú y el extranjero. Uno de sus trabajos, “Montesinos, la sombra del régimen”, publicado en la revista colombiana Gatopardo, en el 2001, explica al detalle la estrecha relación Montesinos-Mantilla.

I.- “Meses después, Montesinos se convertiría en el principal asesor del presidente Fujimori. Era el hombre más poderoso del Perú de aquella época. Empezó a manejar el Servicio de Inteligencia Nacional y, como dicen sus colaboradores, buscaba a un hombre de su confianza para que espiara a sus espías. Así fue como en sólo seis meses catapultó a Ketín Vidal de escandaloso coronel retirado a general rejuvenecido. Una tabla de calificaciones policiales de diciembre de 1990 registra que entonces había treinta y siete coroneles que postulan a tan sólo cuatro plazas de general. El coronel Vidal aparece allí en el puesto treinta y tres. Un instructor de la Policía asegura que con esas calificaciones es imposible que un coronel pretenda convertirse en general. Aun así, Ketín Vidal lo consiguió”. Pág. 37

Según los archivos de la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú (PNP), está claro que el querellado Vidal Herrera, en 1990, cuando se presenta para ascender al grado de General de la PNP, había pasado 5 años fuera de la institución (ahora sabemos que en esos años trabajó en el Estudio Montesinos y terminó sus estudios de Derecho en la Universidad de San Marcos), no había realizado los cursos especializados para los altos grados de la Policía, como por ejemplo el de Estado Mayor, (cursos indispensables sólo para postularse a un ascenso a general) además tenía en su legajo personal la mancha del caso ‘Villa Coca”. En condiciones normales no hubiera podido ser ascendido, fue sólo por intervención de su abogado y amigo Vladimiro Montesinos Torres (entonces hombre de mucha confianza del novato presidente Fujimori) que pudo ascender, contraviniendo un principio elemental de meritocracia en la institución policial. No lo dice al autor del libro, lo explicó a posteriori, con lujo de detalles el mismo Montesinos.

“Ese año de 1990, el entonces coronel PNP Antonio Ketín Vidal Herrera, se desempeñaba como Director Nacional de Contrainteligencia del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), cargo que asumió debido a la recomendación que yo le formulara –en su oportunidad– al jefe del SIN, general de división EP Edwin Díaz Zevallos. “Este me preguntó sobre la hoja de vida profesional de Vidal y yo le informé que lo conocía, porque habíamos sido compañeros de estudios en la Escuela Militar de Chorillos (EMCH) en el año de 1961. Por circunstancias de la vida, Ketín Vidal no estuvo entre los cien primeros alumnos que pasaron de ser precadetes a cadetes de primer año en 1962, razón por la cual tuvo que salir de la EMCH para postular a la entonces Escuela de Oficiales de la PIP, a la que logró ingresar, graduándose años después como oficial de investigaciones” (pág. 112)

“A comienzos de diciembre de 1990 se llevó a cabo el proceso de ascensos en la PNP para oficiales subalternos y superiores y luego efectuó el proceso para oficiales generales de esta institución. En dicha ocasión el coronel PNP Ketín Vidal Herrera se presentaba por primera vez a fin de poder ascender al grado de general de la Policía Nacional, en virtud de lo cual me pidió que lo recomendara ante el presidente Fujimori a efecto de que éste interpusiera sus buenos oficios ante el ministro del Interior y el director general de la Policía Nacional. En esa oportunidad el ingeniero Fujimori, luego de despachar con el ministro del Interior, general de división EP Alvarado Fournier, me refirió que ello no era posible por dos razones (según lo señalado por el teniente general Cuba y Escobedo, en su calidad de DIRGEN) –Director General de la Policía Nacional– : la primera, el haber estado desde el 28 de julio de 1985 varios años en situación policial de retiro, y si bien había retornado años después a la actividad, tenía como un antecedente el estar comprendido en un atestado policial del que ya hemos hecho mención; (se refiere al atestado Número 498-D-DINTID del caso “Villa Coca”); y la segunda, porque era la primera presentación y figuraban otros coroneles con mayor antigüedad en el cuadro de mérito y con una excelente trayectoria, de modo que podía esperar un año tranquilamente. Ante tales argumentos no había nada que hacer, pensé dentro de mí. Al comunicarle este parecer al coronel Vidal Herrera, lejos de sentirse amilanado invocó la amistad que teníamos y recordó el año que estuvimos juntos en la Escuela Militar de Chorrillos. Invocando persistentemente este hecho, me pidió que solicitara al presidente Fujimori reconsiderara su posición, tanto más que ya no tenía ningún antecedente policial. Reconozco que me convenció su insistencia, la que trasladé yo ante el ingeniero Fujimori, quien para evitar seguir tocando el tema del pedido de ascenso del coronel Vidal a general, ordenó al general Alvarado lo incluyera en la nómina de ascendidos a general de la Policía para su remisión al Senado de la República a efecto de la ratificación respectiva” (SIN Sendero, Vladimiro Montesinos, Ezer Editores  Lima, 2009, páginas 129 -130).

J.- “Montesinos no podía perdonar que Vidal se hubiera atribuido la captura del líder senderista. El ex asesor siempre quiso llevarse esos aplausos. Al saber que los agentes de aquel grupo de Inteligencia estaban a punto de lograrlo, había ideado un plan para robarles la información. Primero, dijeron los agentes, Montesinos les envió a sus hombres del comando paramilitar Colina, pero no resultó. Entonces le envió al general Vidal. A Ketín Vidal lo habían nombrado subjefe –y más tarde jefe– de la Dirección Contra el Terrorismo, la unidad que tenía la responsabilidad de apresar a los cabecillas de Sendero”. Pág. 38

Los detalles exactos de cómo hizo el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Dirección Contra el Terrorismo de la Policía Nacional (DINCOTE) para capturar a Abimael Guzmán Reinoso, el sábado 12 de septiembre de 1992, han sido ampliamente explicados por sus protagonistas, el Coronel PNP (r) Benedicto Jiménez Baca y el General PNP (r) Marco Miyashiro. Para el libro “La caída del héroe”, el autor entrevistó a una veintena de ex agentes del GEIN, con algunos se reunió más de 10 veces. Producto de estas indagaciones el autor publicó hasta 7 reportajes previos al libro (tanto en Televisión como en prensa escrita), donde los protagonistas detallaron cada uno de los momentos que llevaron a la captura del considerado enemigo número uno del país. Está probado, no porque lo diga el autor, sino por múltiples documentos, gráficos y testimonios, incluso recogidos por la Comisión de la Verdad de Reconciliación (CVR), que los integrantes del escuadrón de la muerte “Colina”, como son, entre otros, los oficiales del Ejército Carlos Pinchilingue y Santiago Martín Rivas, llegaron al GEIN de la DINCOTE como “analistas”, enviados por Montesinos para sustraer información clave porque una de las obsesiones del entonces todopoderoso Montesinos era erigirse como el “cazador” de Abimael Guzmán Reinoso. Al fracasar esta “misión secreta” de los Colina, Montesinos preparó su plan B: poner a uno de sus hombres de confianza como jefe de la DINCOTE (este era el querellante Vidal Herrera, que en ese momento era nada menos que Jefe de Contrainteligencia del SIN, a las órdenes reales de Montesinos) Pero la estrategia de Montesinos presentó un escollo en el camino: el jefe de la DINCOTE en ese momento, el General PNP Héctor Joh Caro, había hecho buena gestión, precisamente apoyando a los hombres del GEIN (que para ese entonces ya habían capturado a importantes miembros de los grupos de apoyo de Sendero Luminoso y habían logrado encontrar el famoso video llamado “Zorba el griego”, que no era otra cosa que el registro fílmico del primero pleno del Comité Central de Sendero, presidido por Abimael Guzmán Reinoso. La difusión de este video había despertado alerta entre los senderistas. El mismo GEIN estuvo a punto de capturar al Guzmán Reinoso en una residencia alquila por un alto oficial de la Marina en una exclusiva zona de Lima). Por todo esto, no era tan fácil botar al general Jonh Caro. Vidal Herrera, en 1991, llegó trasladado del SIN, que controlaba Montesinos, como Sub Jefe de la DINCOTE, cargo que nunca había existido, como tampoco nunca hubo dos oficiales Generales en una misma dirección policial. Cosa inaudita. Pocas semanas después un extraño robo al interior de la DINCOTE (robo del dinero de la planilla de los oficiales, en esa época se pagaba en la misma dependencia y en efectivo), provocó un escándalo que dio justificación para remover al general Héctor John Caro. (El mismo general Héctor John lo que declarado en diversos medios, consultado al respecto) Esto está ampliamente explicado en varias publicaciones, tanto de medios periodísticos como libros (como uno titulado “La verdadera historia de la captura del siglo”, escrito por el fundador del GEIN, el Coronel Benedicto Jiménez Baca y un segundo, titulado “Ocaso y persecución”, escrito por Augusto Bresani, un relacionista público que trabajó para Montesinos difamando a periodistas y, que por ese papel, precisamente, conoció de cerca de todas las tropelías que Montesinos hacía en el SIN). El autor del libro, materia de esta querella, lo que ha hecho es ordenar y dar contexto a las múltiples y probadas versiones al respecto. Nada más.

K.- “La noche de la traición, es decir, la noche que detuvieron a Abimael Guzmán, el general Vidal llamó a una televisora para darle la primicia y después entregó a una periodista amiga un videocasete en el que el fundador de Sendero Luminoso aparecía derrotado frente a él”. Pág. 38.

Por haber trabajado como reportero y productor periodístico (Subdirector) de un programa dominical de reportajes y noticias en Frecuencia Latina, Canal 2, en dos épocas diferentes (1997 y 2003-2006) he podido escuchar de boca del fallecido ex director del noticiario “90 Segundos”, Ricardo Miuller, y del accionista mayoritario del canal, Sr. Baruch Ivcher Bronstein, que el querellante Vidal Herrera, llamó personalmente al Sr. Ivcher, aquella noche del sábado 12 de septiembre de 1992, para darle la noticia de la captura de Abimael Guzmán. Esa noche de sábado, fue el noticiario “90 Segundos” el que dio la primicia y unos minutos después toda la prensa local y muchos corresponsales extranjeros (esa época el terror indiscriminado y asesino de Sendero Luminoso había concentrado a muchos enviados especiales de medios de comunicación de todo el mundo en el Perú) estuvieron con sus cámaras apostados en la puerta de la Prefectura de Lima, para conocer detalles de la captura, ya denominada como “La captura del siglo”. Fue una maniobra del querellante Vidal Herrera para impedir que Montesinos le quite a Abimael Guzmán Reinoso, como en efecto intento hacerlo, enviando a un hombre de su confianza, el coronel del Ejército Pinto Sánchez. Sobre la filtración de las primeras imágenes de la captura del líder senderista, hecho que causó grandes problemas a los hombres del GEIN, especialmente a Marco Miyashiro, (a quien se le acusó injustamente de dicha filtración, no se le dio la recompensa económica y se le sancionó disciplinariamente), por boca de la ex periodista Cecilia Valenzuela de Hume, pude saber, en 1997, cuando trabajaba con ella en el programa Sin Censura del canal 9 de televisión, que fue el querellante Vidal Herrera el que le dio a esta ex periodista (Valenzuela de Hume) los tres minutos famosos donde se le ve parado enfrente de un irascible Abimael Guzmán. Estas imágenes fueron enviadas al mundo por la BBC, donde la ex periodista colaboraba como productora de campo con un equipo de la televisora británica que estaba realizando un documental sobre la violencia desatada en el Perú por el terrorismo senderista.   Este hecho es de público conocimiento entre los periodistas especializados y de la época, aunque la señora ex periodista lo haya negado oficialmente. (Tiene derecho a no revelar su fuente, si así lo estima conveniente, pero la verdad es la verdad y ella se lo ha contado no sólo a mí, a otros colegas también). Coincidentemente la ex periodista Valenzuela de Hume es, quizá, –con algunos otros casos de esquizofrenia editorial–, la periodista que ha apoyado y defendido abiertamente, a través de los programa que ella dirigía, al querellante Vidal Herrera, cada vez que brotaba una nueva denuncia o cuestionamiento contra este ex funcionario público. Esta conducta editorial sólo se puede explicar por la gratitud eterna que puede tener una reportera al hombre que le dio la única exclusiva de su ya fenecida carrera.

L.- “Luego Montesinos se ocuparía de su venganza: a Vidal lo cambiaron de puesto a fin de año. Además, se desactivó el Grupo Especial de Inteligencia. Los ochenta y dos agentes de la unidad especial que había apresado al líder de Sendero sabían quién había dado esa orden. Y sabían por qué”. Pág. 39

Ésta es una muestra más de cómo el querellante Vidal Herrera cita frases sueltas, fuera de su contexto narrativo, para pretender decir que mi libro lo agravia. El mismo querellante, Vidal Herrera, ha explicado cómo es que se desactivó el Grupo Especial de Inteligencia, que fundara Benedicto Jiménez Baca, después de la captura de Abimael Guzmán. Es por eso, entre otras razones, que unos años después, en 1996, el Movimiento Revolucionario Túpac Amarú, cuando el querellante Vidal Herrera era el Director General de la Policía Nacional y, por lo tanto el máximo responsable de la seguridad en el país, tomó de manera espectacular la residencia del embajador de Japón en Lima, el día que éste había organizado una recepción por el natalicio del Emperador de su país. La ausencia de inteligencia antiterrorista en la policía especializada ese día fue patética. No lo dice el autor del libro, es parte incontrastable de la historia reciente de nuestro país.

LL.- “Emma Mejía Guzmán, la mujer que acompañaría cinco años más tarde a un prófugo Montesinos en su fuga a Venezuela, ha declarado que si Vidal se acercó a Pérez de Cuellar fue por encargo de Montesinos”. Pág. 39

Una vez más, queda al descubierto la maniobra simple del querellante Vidal Herrera, de citar una frase suelta y no considerar lo que el autor del libro puso: de dónde viene o quien dijo esa afirmación. En este caso todo lo previo a la frase resaltada en negritas es importante porque el autor del libro atribuye una declaración, sin eso, da  la impresión de que es una afirmación del periodista y no de una testigo clave en el caso Montesinos. La declaración corresponde a Emma Aurora Mejía Guzmán, la compañera de fuga de Montesinos, y es una declaración que está corroborada por la realidad. La candidatura de Pérez de Cuellar fue desinflada, anulada y aniquilada por el régimen de Fujimori, más concretamente por el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), cuyo jefe de facto, era el ex abogado y amigo del querellante Vidal Herrera, Vladimiro Montesinos. El ex Secretario General de Naciones Unidas llegó al país con una intención de voto por encima del 40% y terminó, en las elecciones de abril de 1995, con muchísimos menos votos. Toda una proeza de Montesinos con sus espías perfectos estratégicamente ubicados.

M.- “Según aquella mujer (Emma Aurora Mejía Guzmán), al haber aceptado esa nueva orden, Ketín Vidal había logrado amistarse con quien antes lo había castigado. Un año después, a Vidal lo nombraron director general de la Policía. Todos los que han trabajado cerca de Montesinos, incluido su primo Sergio Cardenal, dicen que estos cargos sólo los aprobaba el ex asesor. Es decir, que así premiaba la lealtad y los favores de quienes, al fin y al cabo, estaban a su servicio”. Pág. 40

Es testimonio de la señora Emma Aurora Mejía, que como dice el querellante Vidal, además de ser cercana al régimen mantenía una relación sentimental con un hombre clave de Montesinos, el Coronel de la Policía, Manuel Aybar Marca, quién, según la señora Mejía, también en la intimidad, le contaba secretos del régimen donde su ex abogado y amigo, Montesinos Torres, era hombre de mucho poder. Además del testimonio de Mejía, el autor ha entrevistado ampliamente al Dr. Sergio Cardenal Montesinos, declaraciones que se citan textualmente en este capítulo del libro (las que coinciden con las de la compañera de fuga de Montesinos).

N.- “La mujer que acompañó a Montesinos en su fuga recuerda que en el velero que los alejaba del Perú, el ex asesor estaba paranoico y juraba que lo iban a matar. Dice que lo llamó a la sala privada del velero y que le pidió que si algo le llegaba a suceder, buscara al general y le rogara cuidar a la última de sus hijas. Según le dijo, la niña era ahijada de Vidal” Pág. 41

Es, reitero, la versión de Emma Aurora Mejía. La testigo Mejía se refiere a la hija que Montesinos tuvo con la ciudadana estadounidense Grace Riggs Broussen, quien fue acusada de enriquecimiento ilícito y purgó condena en una cárcel de Lima. Como muchas cosas que el ex asesor hacía en su vida pública y privada, (recordemos los obscenos contratos firmados con algunos dueños de canales de televisión privada o los argumentos risibles que esgrimió para tapar con un dedo su pasado de traidor a la patria) Esteffani, la su última hija, mientras él era el todopoderoso jefe de facto del SIN, nunca llevó su apellido, sólo el de su mamá (Grace Riggs), como consta en los archivos del colegio San Silvestre donde estudió la niña. De igual manera no hay documento que pruebe que la niña sea ahijada de Vidal, se trataría de un vínculo afectivo. Esta información aclaratoria quedó consignada en la nota de pie de página número 6 del libro, que se puede leer en la parte inferior de la misma página 41, a la que hace referencia el querellante Vidal Herrera. Como ha sido una constante en esta querella, de manera parcial o escondiendo de manera deliberada parte clave del texto, el querellante quiere dar a entender mala intención o juicios de valor del autor del libro.

O.- “Luego de permanecer un tiempo oculto en Venezuela, el tipo que le cuidaba las espaldas, su protector, lo delató. Montesinos temía por su vida. El propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había negado su presencia en ese país, pero el FBI ya sabía de su paradero. Antes de que lo capturasen, el guardaespaldas lo entregó a la Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela” Pág. 41

Ésta es la versión de José Luís Núñez Pérez, el hombre que por encargo de José Guevara Chacón, cuidó a Montesinos la mayor parte de los días que pasó escondido en Caracas. Núñez fue entrevistado por el periodista Miguel Seminario Reyna en la capital venezolana. Toda la investigación que inició el FBI desde Miami por denuncia directa de un funcionario del Pacific Industrial Bank, que por coincidencia era ciudadano peruano, me contó al detalle uno de los protagonistas, precisamente el denunciante ante el FBI, Luis Pércovich Bambaren. El mismo que, posteriormente, presentó una demanda ante un juzgado civil de Lima para cobrar la recompensa que el Estado peruano ofreció en su momento por la captura de Vladimiro Montesinos Torres (cinco millones de dólares). Los detalles de esta entrega fueron explicados en el libro de la periodista venezolana Adriana Cortés, titulado: Montesinos: su derrota en Venezuela (Caracas: Libros de El Nacional, 2001). En este caso el autor del libro no sólo ha recogido la versión del venezolano Núñez Pérez, o lo que escribió una periodista seria y rigurosa en Venezuela, sino que fue a la misma fuente (entrevistó a uno de los protagonistas Luis Pércovich Bambaren) para corroborar información. Eso, en la doctrina periodística, se llama rigor.

P.- El general Ketín Vidal se enteró del arresto cuando escuchó al presidente venezolano dar la noticia. Era el domingo 24 de junio del 2001” Pág. 41

Me consta que cuando la mañana del domingo 25 de junio del 2001 el presidente Hugo Chávez, aprovechando una reunión de la Comunidad Andina de Naciones en Caracas, rompió el protocolo y anunció a los periodistas apostados en las inmediaciones que la Inteligencia Militar venezolana acababa de capturar a Montesinos, la producción del programa Reportajes, donde yo era el productor periodístico, llamó de inmediato al entonces Ministro del Interior, el querellante Vidal Herrera, y éste no sabía bien qué es lo que estaba pasando, pidió unos minutos para salir al aire y, cuando lo hizo, sólo dijo generalidades y ningún detalle de la captura de su ex abogado y amigo Vladimiro Montesinos Torres (está la grabación correspondiente del programa correspondiente al domingo 11 de junio del 2001) Si hubiera participado o conocido, como sostiene, de la captura de Montesinos (en verdad fue una entrega y no una captura) hubiera, en ese momento, dado detalles o, quizá, hubiera hablado desde Venezuela y no desde su casa en la calle Tasso 285 del residencial distrito de San Borja, en Lima.

3.- “EL HEROE ROBA EL TERRENO A UNOS JUBILADOS”

A.- Tienen que comprender, muchachos: este dinero es para mi jubilación. El agente Ardilla recuerda que esto solía responder el general Ketín Vidal cada vez que sus oficiales le comentaban algo sobre su extraño negocio. En verdad, eran dos los negocios de Vidal. Uno era el alquiler de su auto a la unidad policial que él comandaba. El otro era enviar a reparar todos los coches de esa unidad a un taller de mecánica que administraba su hermano, Waldir Vidal. Sólo por alquilar su auto, el general Vidal le añadía mil dólares mensuales a su sueldo” Pág. 45

Independientemente que el querellante, una vez más, en su cita arbitraria y antojadiza de una parte del libro, saca la frase en la que el autor refiere la fuente de dicha información (en este caso los oficiales del GEIN), existen múltiples testimonios de ex miembros del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que el autor ha recabado para reconstruir este pasaje. El que cita en el libro es la versión del ex oficial del GEIN Julio Becerra Camino, el agente Ardilla, el hombre de la Policía que fue el primero, junto con la suboficial Gaviota, en ingresar a la casa donde se escondía Abimael Guzmán la tarde del sábado 12 de septiembre de 1992. Además, según diversos testimonios de los vecinos de esa calle del distrito de Pueblo Libre, efectivamente en un terreno, que después supe, era de propiedad del señor Carlos Iparraguirre Blondet, funcionaba un taller de mecánica informal de propiedad de Waldir Vidal Herrera, hermano del querellante Antonio Vidal Herrera. Es más, el mismo regente del taller de mecánica informal o clandestino y hermano del querellante, en una declaración ante la Policía y en presencia de un representante del Ministerio Público, como parte de la demanda que hizo el dueño del terreno Carlos Iparraguirre, confirmó que en ese terreno instaló un taller de mecánica, aunque el municipio de Pueblo Libre no le dio permiso de funcionamiento. Esa declaración forma parte del expediente judicial 191-92 del Cuarto Juzgado Civil de Lima. En los registros de propiedad vehicular de Lima aparece un auto Toyota, color blanco, el mismo que refiere el oficial Becerra, a nombre del querellante Antonio Vidal Herrera.

B.- “Becerra conserva el mismo recuerdo que casi todos los policías que conocen a Vidal: un hombre inteligente y hábil para encontrar pistas secretas en documentos clasificados, con el tono de voz de un predicador de la Biblia, pero también con el aspecto de alguien que jamás ha corrido detrás de un ladrón de carteras” Pág. 45

Como ha sido la constante en sus citas, el querellante Vidal Herrera, omite deliberadamente toda la explicación previa antes de lo que él subraya (resaltado en negritas en este párrafo) para dar la impresión de que el autor está haciendo juicio de valor sobre el protagonista de su libro, cuando lo que ha hecho el autor es simplemente referir la opinión de un testigo, de un oficial que trabajó bajo la dirección del querellante por varios años (el entonces Capitán Julio Becerra Camino). Una opinión que es entera responsabilidad del que la dice, no del que la reseña. Pero que además está corroborada con otros, por lo menos diez, testimonios de oficiales del GEIN.

C.- “Peor aún: un jefe capaz de traicionarlos” Pág. 45

Es, igual que la cita anterior, la opinión del oficial de la Policía Julio Becerra Camino. Esta opinión el autor la recaba a través de varias conversaciones con el oficial miembro del GEIN después de una serie de eventos que habían generado el interés de la prensa sobre el verdadero papel del querellante Vidal Herrera en la captura de Abimael Guzmán Reinoso. Uno de los oficiales fundadores del GEIN, Benedicto Jiménez Baca, había publicado un libro en dos tomos donde relataba, desde su punto de vista, cómo había sido el proceso de investigación policial para lo que después se llamó la captura del siglo (el libro se titula Inicio, desarrollo y ocaso del terrorismo en el Perú: el ABC de Sendero Luminoso y el MRTA comentado, Editorial Sanki, Lima 2001). Becerra se refería a la traición básicamente por dos hechos que los hombres del GEIN lo supieron varios años después: 1.- Que el querellante Vidal Herrera había recibido partidas secretas en cheques girados a su nombre (por ser el jefe de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo – DINCOTE) por un monto aproximada de dos millones de dólares de la época para financiar las labores de inteligencia, dinero que ellos no sabían a dónde fue a parar porque siempre se les negó viáticos y demás gastos de logística para sus arriesgadas  labores de inteligencia e investigación en el campo. Esto no lo dice ni Becerra ni el autor del libro, lo explicó y confirmó el Contralor General de la República Genaro Matute en una entrevista que concedió al periodista César Hildebrandt la primera semana de junio del 2002 en el programa A las 11 con Hildebrandt de América Televisión, Canal 4.). Según los oficiales del GEIN, Vidal se quedó con buena parte sino el total de este dinero que cobró, en el Banco de la Nación, en cheques a su nombre y, como eran partidas secretas, nadie más se enteraba. 2.- Que el querellante Vidal Herrera, cuando Abimael Guzmán permaneció detenido en una celda de la DINCOTE, después de su captura en septiembre de 1992, se dirigió al jefe senderistas con mucha cordialidad y hasta le dijo cosas en voz muy baja, como si le estuviese dando algunos secretos para salir bien librado de los interrogatorios de los hombres del GEIN. Dicen que no se trataba de una estrategia de inteligencia, como después intento explicar el querellante Vidal Herrera, porque las grabaciones de esos encuentros revelan una patética actuación del que en ese momento era el jefe de la DINCOTE. (Parte de las conversaciones amicales de Vidal con Abimael Guzmán, grabadas por los hombres del GEIN sin que supiera ninguno de los dos,  fueron propaladas en un reportaje que elaboró el autor del libro para el programa Reporte Semanal de Frecuencia Latina titulado “La captura del siglo: 14 años después”, emitido el domingo 10 de septiembre del 2006.

D.- “Becerra recuerda que visitó muchas veces ese taller. Dice que quien lo atendía era Waldir Vidal y que, así como él, todos los agentes sabían que era el hermano del jefe. El lugar era una factoría improvisada en un terreno vacío del distrito de Pueblo Libre, una antigua zona agrícola de Lima donde por entonces se empezaban a construir nuevas urbanizaciones. Afuera no había un solo cartel que indicara que allí se reparaban los vehículos de los policías más amenazados del país. Pero lo que podría parecer una medida de seguridad, en realidad escondía un fraude” Pág. 46

Otra vez, el querellante Vidal Herrera omite todo el contexto del párrafo. Es, como el caso del párrafo anterior, la opinión del oficial de la Policía Nacional Julio Becerra Camino. Y respecto al alcance que añade el autor del libro, de que se trataría de un fraude, es porque el querellante Vidal Herrera, como jefe de la DINCOTE, era el titular del pliego presupuestario y, por lo tanto, de acuerdo a la legislación vigente, está impedido de contratar consigo mismo o con familiares hasta el tercer grado de consanguinidad, como es el caso de su hermano Waldir Vidal Herrera. Tampoco podría alquilar su viejo automóvil Toyota, por las mismas normas legales que regulan el uso y destino del presupuesto público. La palabra fraude, en este caso, se ha utilizado como sinónimo de delito, de violar un artículo del Código Penal y otros tantos de las leyes administrativas que regulan el comportamiento de los funcionarios públicos que administran dinero de todos.

E.- “Según esos documentos firmados por un notario, Carlos Iparraguirre Blondet y su esposa terminaron de pagar aquel terreno en 1990, después de diecinueve años de haberlo comprado a una inmobiliaria.” Páginas 46 y 47.

“Para Iparraguirre, un jubilado octogenario, el general Vidal y su hermano Waldir son unos delincuentes. Jura que le han robado ese terreno. Al principio, me pareció una exageración.”. Pág. 47

No conozco al señor Iparraguirre. Nunca he conversado con él –dijo Ketín Vidal en una entrevista televisada–. Lo negó ante las cámaras de televisión, luego de que en un reportaje el jubilado lo volviera a llamar ladrón. Pero la verdad es que Vidal sí lo conocía. Años atrás, en uno de los varios juicios que han enfrentado a los hermanos Vidal con Carlos Iparraguirre, el general reconoció delante de una fiscal que se habían reunido dos veces para buscar una solución al problema que tenían. Pero esa noche en el estudio de televisión, cuando la conductora que lo entrevistaba se lo recordó, el general Vidal cambió de tema. –No entiendo las lágrimas del señor –dijo–. No sé por qué hace todo esto. Se de mí dependiera, si el terreno fuera mío, gustoso se lo obsequio. Pero es de mi hermano. En esto al menos no mentía. Para la época de esa entrevista, marzo del 2002, su hermano ya se había adueñado de los doscientos cincuenta metros cuadrados del jubilado” Pág. 47

Pero lo que el héroe de la policía evitó declarar esa noche por televisión fue que la familia Iparraguirre había tardado dos décadas en pagar ese terreno, y que él y su hermano lo habían invadido para instalar allí un taller mecánico, cubierto tras un cerco de arbustos”. Pág. 47

Un día, Iparraguirre quiso remover el desmonte que creía se estaba acumulando adentro. Acababa de jubilarse y tenía un dinero con el que pensaba por fin empezar a construir. Pero ese día se encontró con una sorpresa: un hombre llamado Waldir Vidal lo recibió con amabilidad y hasta le ofreció sus disculpas por haber instalado allí un extraño taller de mecánica” Pág. 48

“Dice que Vidal también le pidió disculpas (el texto se refiera a Carlos Iparraguirre Blondet, legítimo propietario del terreno) y le aseguró que encontraría una solución. Pág. 49

A las semanas, y por insistencia de su hijo, Carlos Iparraguirre decidió ir a la inmobiliaria que les había vendido el terreno. Quería estar del todo seguro de que el lote que le habían ofrecido los hermanos Vidal a cambio del suyo de verdad les pertenecía. Fue cuando el anciano descubrió la mentira: el general tampoco era dueño de ese otro terreno.” Pág. 49

“El jubilado recuerda que Vidal fue breve y que les dijo por segunda vez que él no tenían la menor intención de quedarse con sus terreno, que no había por qué llegar tan lejos, que él era un hombre de palabra, que sus abogados encontrarían una solución justa. Tiempo después comprendería que aquella reunión sólo había sido parte de una estrategia del general para ganar tiempo” Pág. 50

Sin que los Iparraguirrre sospecharan, los hermanos Vidal habían iniciado una demanda conocida como “prescripción adquisitiva de dominio”, una figura legal que permite que alguien se apropie de un terreno con sólo demostrar que lo ha ocupado de manera pacífica por diez años y sin que nadie lo haya reclamado. Los hermanos Ketín y Waldir Vidal usaron esta figura en agosto de 1992, es decir, un mes después de que el anciano iniciara sus reclamos. Todo fue secreto y de allí el fraude: Iparraguirre jamás fue notificado de que alguien estaba quitándole su propiedad. Esos expedientes tienen direcciones falsas, procedimientos omitidos, fechas imposibles y hasta contradicciones entre los propios hermanos Ketín y Waldir Vidal. Lo dice el jubilado y lo demuestra con documentos.

Aquella mañana calurosa, cuando el general los recibió en su oficina por segunda vez, ya tenía montada su trama legal para arrebatarles el terreno sin que ellos se dieran cuenta a tiempo. De allí en adelante, los juicios que ha debido iniciar y soportar Iparraguirre durante una década son como un descenso al infierno, sólo que peor”. Páginas 50 y 51.

“Al final los Vidal lograron su propósito. Un juez los declaró únicos dueños del terreno del jubilado. Cuando la justicia iba a confirmar esa sentencia, el general renunció a su parte y dejó que su hermano se convirtiera en el único propietario”. Pág. 51

Todos estos párrafos, citados de manera incompleta para dar a entender que son elucubraciones o juicios de valor del autor del libro y no testimonios, referencias o descripción de documentos judiciales y hasta declaraciones del mismo querellante Vidal Herrera en medios periodísticos. Todo no es más que extractos sacados de la serie de denuncias judiciales y periodísticas que el Sr. Carlos Iparraguirre Blondet, dueño del terreno en cuestión, hizo contra el querellante Vidal Herrera y contra su hermano Waldir Vidal Herrera. El autor la recogió de un diario de circulación nacional donde ya había sido publicada. El diario Liberación de Lima, edición del miércoles 12 de julio del 2000, dirigido entonces por el periodista César Hildebrandt Pérez Treviño, publicó un reportaje al que tituló: “El general Antonio Ketín Vidal nos debe una explicación”, la periodista que investigó el tema fue la reportera Rossana Cueva. Tomando como punto de partida este reportaje de denuncia, hecho por una reportera seria, el autor del libro indagó más y pudo tener acceso a una denuncia penal que el Sr. Iparraguirre presentó ante la Duodécima Fiscalía Provincial Penal de Lima contra los hermanos Antonio y Waldir Vidal Herrera por presunto delito de usurpación. También ubiqué copia del expediente judicial tramitado por los hermanos Vidal Herrera ante el Cuarto Juzgado Civil de Lima (Expediente 191-92) para adueñarse de un terreno ajeno usando dolosamente la figura de la prescripción adquisitiva de dominio. Además, hay otro expediente judicial relacionado al tema, el que tramitaron los esposos Iparraguirre Vásquez ante el decimocuarto Juzgado Civil de Lima solicitando la regularización del “tracto sucesivo del terreno en el Registro de Propiedad Inmueble de Lima”. El expediente es el número 769-92 de dicho juzgado. Y, finalmente, hay otro expediente judicial que contienen piezas de este caso, es el número 386-94 del Noveno Juzgado Especializado Civil de Lima abierto a raíz de una demanda del querellante Vidal Herrera contra los ancianos Iparraguirre Vásquez pidiéndoles una indemnización millonaria por supuestos daños a su imagen y reputación pública por haberlo demandado por el delito de usurpación. Los documentos contenidos en estos expedientes judiciales demuestran por lo menos cuatro cosas: 1.- Que el querellante Vidal Herrera mintió flagrantemente al decir públicamente (en una entrevista en el programa Panorama de Panamericana Televisión del domingo 10 de marzo del 2002) que él ni siquiera conocía al Sr. Iparraguirre Blondet. (Existe, entre varios documentos oficiales, un acta fiscal donde el querellante reconoce, ante una fiscal, que se ha reunido por lo menos dos veces con Iparraguirre para “tratar de solucionar le problema que tenían”, (se refiere al reclamo que hacía el dueño legítimo del terreno). 2.- Que el terreno fue comprado a plazos por los esposos Carlos Iparraguirre Blondet y su esposa Luz Amada Vásquez. 3.- Que tanto sabía el querellante Vidal Herrera y su hermano Waldir, que ese terreno no era de ellos que iniciaron un proceso de “prescripción adquisitiva de dominio” (que permite hacerse de un terreno, cuyo dueño no aparezca o que nadie lo reclama si se demuestra que lo habita de forma pacífica por varios años y que ha cumplido con pagar los servicios de este. Obviamente esta figura legal sólo se usa cuando uno no es propietario de un inmueble, como era el caso, sólo que esta vez se hizo de manera fraudulenta, porque el querellante Vidal Herrera y su hermano sí sabían positivamente que ese terreno tenía dueños, y que, además, esos legítimos dueños les estaban reclamando su devolución (por eso que los recibió hasta en dos oportunidades en sus oficinas, la primera vez en la DINCOTE y la segunda en la Inspectoría General de la Policía Nacional), después de descubrir que habían sido usurpado ilegalmente. 4.- Que el querellante Vidal Herrera, sí tuvo que ver con los procesos judiciales que, entre otras cosas, terminaron otorgándole ilegalmente la propiedad de un terreno que no era suyo. Tanto participó, que en la primera sentencia a su favor se consigna el nombre de los dos hermanos (Antonio Ketín y Waldir Vidal Herrera) como demandantes de la figura de prescripción adquisitiva de dominio. Sólo cuando el agraviado (Carlos Iparraguirre Blondet) apeló y el expediente subió a la instancia superior, el querellante Vidal, renunció a sus “derechos” y salió del proceso. (Para ese entonces ya era el respetado y famoso general Ketín Vidal que había capturado a Abimael Guzmán)  Todo esto forma parte de dos reportajes que el autor del libro hizo para el programa Panorama de Panamericana Televisión, que fueron emitidos los domingos 10 y 17 de marzo del 2002.

4.- EL HÉROE GASTA MEDIO MILLON DE DOLARES EN CASAS.

A.-“Luego entendí de qué se trataba: un corredor de bienes denunciaba al general Ketín Vidal por haber comprado por lo menos cinco casas valiéndose de testaferros” Páginas 55 -56.

La historia de las casas es, quizá, la única revelación estrictamente exclusiva de la investigación periodística del autor que tiene ver con la gestión pública del querellante Vidal Herrera. Como suele pasar con las grandes historias de corrupción política o del crimen organizado, un cómplice decidió usar a la prensa como mecanismo de presión para cobrar un dinero que se le debía por sus comisiones como corredor de bienes raíces del querellante Vidal Herrera. Este hombre, Zócimo Venturo Acuña Ramírez, tal vez en su desesperación porque pensaba que era imposible cobrarle al querellante, acudió a la prensa (llevó su carta primero al diario La República de Lima y después a Panamericana Televisión – Canal 5 de Lima), pero no como un cómplice arrepentido que quería, a través de la prensa, colaborar con la justicia anticorrupción que, en esos años, pasaba por su mejor momento en el Perú, sino con la esperanza de que un solo amago (que los reporteros lo llamen a su respetado deudor) hiciera que el querellante Vidal Herrera finalmente le pagué los 7 mil dólares que reclamaba. Antes, le había mandado una carta notarial contundente. Por una coincidencia de la vida, el reportero con el que se encontró en el lobby del edificio de Panamericana Televisión fue el autor del libro. No es la primera vez que se intenta usar a la prensa como un mecanismo de presión, pero en este caso, tanto el denunciante sin escrúpulos como el querellante Vidal Herrera, no imaginaron que se encontrarían con un reportero obsesivo que no iba a parar hasta descubrir la verdad de los hechos.

B.-“A primera vista, lo que aquel hombre trataba de decirme era que había sido estafado por un héroe. Le pedí fotocopiar la carta para investigar por mi cuenta, pero de súbito me la arrancó”. Pág. 56

Desde el primera vez que vi al corredor de bienes raíces Venturo Acuña Ramírez, su denuncia me causó dudas, no sólo porque no quiso dejarme la carta notarial que decía haber mandado al querellante Vidal Herrera, reclamándole el pago de unas comisiones, sino porque, además, el Perú vivía la época post caída de Fujimori y Montesinos y las acusaciones, algunas gratuitas, iban y venían de todos los sectores. Los periodistas teníamos que tener mucho cuidado con las filtraciones. En el equipo periodístico del programa Panorama, donde recibimos la denuncia o amago de denuncia de Acuña Ramírez, decidimos empezar a investigar el tema con dos hipótesis posibles, ambas de sumo interés público y muy sencillas: 1. Que el general Ketín Vidal Herrera no era tan honesto y probo como se esforzaba en hacer creer y que, como suele pasar en las vendettas del crimen organizado, alguien de los suyos dio un paso sin retorno y lo delató, quizá obligado por las circunstancias. 2. Que alguien interesado quería desprestigiar a un honesto ex Ministro y ex Director General de la Policía y, ese alguien, podría ser el mismo Vladimiro Montesinos, preso en la cárcel de la Base Naval del Callao porque Vidal Herrera había ido a traerlo una vez entregado por su cuidador en Caracas. Conocedores de la antigua relación del general Ketín Vidal y Montesinos, esta hipótesis periodística se sustentaba porque Montesinos, ya preso en la Base Naval,  podría sentirse traicionado por un hombre al que ayudó tanto y que no supo corresponder (en su lógica perversa y corrupta, obviamente). La investigación periodística se empezó por lo más simple: investigar cuántos inmuebles a su nombre tenía el general Vidal y, si fueran muchos, preguntarle cómo hizo para adquirirlos. Si no tuviera casas o departamentos a su nombre o a nombre de su esposa, indagar dónde vive el general Vidal, si tiene oficina privada. Si fuera así ésta dónde queda y cómo la financió. Estas preguntas de sentido común nos abrieron toda una “caja de Pandora” pues encontramos muchas sorpresas y datos contundentes que inclinaban el trabajo hacía la primera hipótesis: que el querellante Vidal Herrera tenía varias cosas que explicar sobre los inmuebles relacionados a él (donde vivía, donde tenía su oficina o departamentos que visitaba con regularidad). Nos sorprendió más su reacción cuando ubicamos al primo pobre que en el papel era dueño de dos inmuebles (ambos avaluados en más de 350 mil dólares). En lugar de responder, como lo hace alguien que tiene la conciencia limpia, fue a extorsionar al gerente de Panamericana Televisión, Federico Anchorena. Prácticamente diciendo que él tenía información que comprometía al entonces dueño del canal, Ernesto Schutz Landázuri, con Montesinos. En el lenguaje cifrado, en el que se suele manejar, exigía que no publiquemos nada a cambio de su silencio. Esa fue la pista que nos convenció a seguir en la investigación.

C.- “Me dijo que había sido corredor inmobiliario de Ketín Vidal desde 1993 y que, utilizando el nombre de su propio hijo, se había prestado a comprar una casa para que el general se la regalara a una de sus supuestas amantes. Agregó que Vidal lo había traicionado: le debía dinero. Pág. 56

La casa está ubicada en el número 1535 de la calle González Olaechea, en la urbanización Elio, en el cercado de Lima. Según la partida electrónica número 46505107 del Registro de Propiedad Inmueble de la Oficina Registral de Lima, ese inmueble fue comprado en 1999 por Randolph Acuña Pérez, un joven de 19 años sin oficio ni beneficio que no podría explicar de dónde había sacado los 60 mil dólares que, según la Escritura Pública respectiva, costó la casa. En este primer caso, la versión del corredor de bienes inmuebles sin escrúpulos (Venturo Acuña) estaba corroborada. Incluso hay una entrevista periodística, que no la hizo el autor del libro, donde el hijo de Acuña dio detalles de cómo fue esta transacción o negociación dolosa con el querellante Vidal Herrera (Programa La Revista Dominical, domingo 17 de marzo del 2002, reportaje del periodista Miguel Zegarra)

Casi tres años después, una investigación fiscal reunió pruebas para acusar al general Ketín Vidal por haber comprado al menos cuatro casas que no se explican con su sueldo de policía retirado”. Pág. 57

En realidad la investigación contra el querellante Vidal Herrera por presunto delito de enriquecimiento ilícito no empezó por la investigación del programa Panorama, donde en marzo del 2002, el autor del libro “La caída del héroe” publicó las primeras investigaciones del caso Vidal Herrera. Fue antes, en septiembre del 2001, cuando la Fiscalía de la Nación recibió de la Oficina de Inteligencia Financiera del Departamento de Estado norteamericano un informe que relacionaba al querellante Ketín Vidal Herrera y a Vladimiro Montesinos en un extraño depósito de doce mil dólares. Decía, el informe confidencial de los estadounidenses, que la operación había sido efectuada a través del Minorka Check Cashing el 24 de julio de 1995, cuando Vidal Herrera era Inspector General de la Policía. La operación fue cifrada con el número 19952296726130. Cuando trascendió este informe a la prensa, el querellante Vidal Herrera era el ministro del Interior del gobierno de transición y, por lo menos en teoría, una de sus principales obligaciones era ubicar y capturar al prófugo más importante del país en ese momento: Vladimiro Montesinos Torres, su viejo amigo, abogado y benefactor. (Hay una columna escrita por el prestigioso periodista Gustavo Gorriti en la revista Caretas donde explica con datos rigurosos por qué, en ese momento, el querellante Vidal Herrera no era la persona indicada para dirigir la búsqueda y captura de Montesinos –sus probados y estrechos lazos con el prófugo–). En marzo del 2002, cuando el querellante Vidal Herrera ya no era ministro de Estado y su amigo y abogado Montesinos estaba preso en la Base Naval del Callao, ésta investigación estaba a punto de archivarse (no se había podido revelar los detalles de ese depósito debido a que  las autoridades judiciales de Estados Unidos, donde estaba el banco, exigían un exhorto judicial para levantar el secreto bancario, cosa que a su vez, sólo se podía hacer por la vía judicial, es decir, abriendo un proceso penal por el tema, y para abrir un proceso penal a Vidal Herrera, previamente se tenía que haber comprobado que realmente había recibido el dinero. Un verdadero círculo vicioso sin salida, como decían las fiscales que investigaban el tema). Pero todo cambió la noche de ese domingo 10 de marzo del 2010, una fiscal que investigaba el caso (la Dra. Carmen Ibáñez) vio el reportaje sobre la casas del querellante Vidal y decidió reabrir la investigación.  Dieciséis meses después, en junio del 2004, con serios altibajos en la investigación del Ministerio Público (por las presiones que sacaron del caso a dos fiscales probas), una fiscal anticorrupción, la Dra. Cristina Huamán García, denunció por presunto delito de enriquecimiento ilícito a Antonio Ketín Vidal Herrera y otro, entre ellos, su corredor de bienes raíces Zócimo Venturo Acuña Ramírez. Así que lo escrito en el párrafo escogido por el querellante no es opinión del autor del libro, sino una reseña a la investigación de la fiscalía anticorrupción.

“Venturo me repitió la historia de su carta: durante años le había vendido casas al general Vidal y éste lo había estafado con más de siete mil dólares” Pág. 56

En el mundo real del dinero, esta cifra no significa nada. Apenas un pasaje de ida en primera clase de Nueva York a Tokio. ¿Por qué un hombre con la celebridad del general Vidal podía exponerse a un escándalo por tan poca cosa? Pero la pregunta más evidente era otra: ¿de dónde había sacado un general de policía medio millón de dólares para comprar casas? Pág. 58

Después de que la Contraloría General de la República, en un examen de auditoría especial (el número 010-2002-CG/B392) descubrió que el gobierno de Fujimori entregó al querellante Vidal Herrera, a través de partidas secretas y en cheques que sólo él podía cobrar, dos millones quinientos mil nuevos soles (unos dos millones de dólares con el tipo de cambio de la fecha) entre 1991 y 1992. Dinero que supuestamente era para financiar los trabajos de inteligencia contra el terrorismo de Sendero Luminoso y que, según los oficiales del GEIN, nunca se gastó para ese propósito. Para la Fiscalía de la Nación, ésta sería una de las fuentes del enriquecimiento ilícito del querellante Vidal Herrera, y por eso lo denunciaron penalmente. Las presunciones de las fiscales anticorrupción que lo investigaron es que, las por lo menos cuatro casas que compró (usando como intermediario al corredor Venturo Acuña Ramírez y a diversos testaferros como su primo Efraín Vidal Dávila o como el joven hijo del corredor Randolph Acuña Pérez) y un carro BMW de lujo, con placa BIB-784 que estaba a nombre de la esposa de Vidal Herrera, Gladys Tambini, tienen una explicación en estos dineros apropiados del erario público.

Me enteré de que la casa de Tasso donde vivía el general Vidal tenía dos dueños. Según el municipio del distrito (el autor se refiere a la Municipalidad de San Borja) le pertenecía a un tal Wilfredo Adolfo Núñez Reynoso, alguien a quien el general habría de reconocer luego como su benefactor y primo lejano. Se trata de un empresario quebrado, como él mismo reconoció, y con deudas por cientos de miles de dólares a varios bancos peruanos. Pero en los registros públicos su nombre no asomaba por ningún lado” Pág. 59

Como el sol no se puede tapar con un dedo o, mejor, no hay crimen perfecto, el querellado Vidal Herrera siempre sostuvo la peregrina tesis de que el vivía en una residencia de la zona más cara de San Borja gracias a la generosidad de un primo suyo, Wilfredo Adolfo Núñez, que está probado no tiene ningún vínculo de parentesco con Vidal Herrera, tan probado, como que estaba en quiebra total cuando supuestamente le cedió gratis su casa. Simplemente por sentido común nadie que está quebrado va ceder su casa para irse a vivir a un departamento pequeño y alquilado de un distrito menos residencial de su propia casa. La verdad de las cosas salió a relucir en la investigación por presunto enriquecimiento ilícito que abrió la Fiscalía de la Nación. Aunque todos, el supuesto primo millonario y generoso, el otro primo pobre pero que aparece como el verdadero dueño del inmueble avaluado en por lo menos 300 mil dólares, etc., dieron una versión coordinada en el Ministerio Público, pero no calcularon algo. La ex esposa de uno de los hijos de Wilfredo Núñez, no se prestó al juego por razones personales pues ya estaba separada de su marido, y contó la verdad: que la casa siempre fue comprada con dinero del querellante Vidal Herrera, para que viva él y que su ex suegro le había pedido de favor que se prestaran a la simulación, incluso contó detalles cómo fue que el mismo Vidal Herrara había pasado a recogerlos en el vehículo Volvo que lo trasladaba en esos años, ya como famoso general jefe de la Dincote que había capturado al monstruo Abimael Guzmán Reinoso. Esto no lo dice el autor, está en el expediente judicial Nº 217-2004 del 16 Juzgado Penal de Lima.

Una noche, en medio de una conversación que decaía, Venturo me soltó un nombre clave: Fredy Efraín Vidal Dávila, un primo hermano del general a quien tiempo después hallaría trabajando de guardián en un terreno baldío. Con el nombre de Vidal Dávila encontré dos propiedades: una en la calle Tasso y otra en la urbanización Elio, un barrio residencial cerca de la zona industrial de Lima. Allí vivía una suboficial de policía, Luz María Grecco Portocarrero. Las pistas que se le habían escapado al corredor inmobiliario empezaban a cuadrar mi rompecabezas” Pág. 59

“De ser cierto lo que Acuña había contado la primera vez, esa mujer debía ser una de las amantes del general Ketín Vidal.

Bingo. Quien compró la casa de la urbanización Elio había sido un hijo de Venturo Acuña. Así lo decían los archivos de los registros públicos. Había pagado por esa casa sesenta mil dólares al contado. Fue en 1998, cuando aquel muchacho acababa de cumplir diecinueve años”. Pág.59

Ha quedado probado, según la investigación del Ministerio Público, que la casa donde por cinco años vivió la sub oficial de la Policía Nacional Luz María Grecco Portocarrero y su hija Catherine Valverde Grecco, (Calle Gonzáles Olaechea 1553, Urbanización Elio, Cercado de Lima) fue comprado originalmente por el hijo del corredor, como ya hemos dicho un joven de 19 años que no tenía de donde sacar sesenta mil dólares y que, además nunca vivió en ella, ni siquiera la conoció, pues sólo fue a firmar algo que su padre le pidió. Eso no lo dice el autor del libro, lo ha dicho el corredor de bienes raíces del querellante Vidal Herrera, lo ha dicho su el hijo de éste,  y lo han probado con la ficha respectiva de los Registros Públicos de Lima (Partida Electrónica Nº 46505107). El autor del libro conversó con los anteriores dueños del inmueble, en entrevista grabada con una cámara de video, y ellos les contaron cómo habían sido las negociaciones y transacción con el corredor Venturo Acuña. También quién vivió posteriormente en esa casa (Luz María Grecco Portocarrero y su hija) porque más de una vez, según su versión, fueron a pedirle que les entregue correspondencia que todavía les llegaba a esa dirección. En marzo del 2002 visité esa casa con el equipo de cámaras del programa Panorama. En la puerta pregunté por el supuesto propietario Fredy Efraín Vidal Dávila. Al otro lado del intercomunicador me contestó la suboficial Grecco, quien me dijo que allí no conocían a ningún Vidal Dávila. Después nos quedamos haciendo guardia en las inmediaciones y pudimos grabar cómo minutos después la misma suboficial Grecco salió por su ventana para ver si ya nos habíamos ido. Todo eso está grabado en video. Para entonces, los vecinos del barrio sabían que el general Ketín Vidal visitaba esa casa. Una vez que la casa fue mostrada por televisión, Luz María Grecco Portocarrero y su hija Catherine Valverde Grecco se mudaron. El inmueble permaneció varios meses sin ocupantes y con un letrero en el segundo piso que decía “se vende”. Volver a insinuar que esa casa no fue comprada por el querellante con participación de su corredor de confianza (quien usó a su hijo) y que después ahí vivió la sub oficial Grecco Portocarrero (a quien se le relacionó sentimentalmente con el querellante) es volver a mentir flagrantemente.

No hay informante sin interés y eso lo sabemos muy bien los periodistas. El interés de Venturo Acuña era que alguien le pagara todo el dinero que le debía el general Vidal. Ni yo me había ganado su confianza ni él tenía la mía. Cada pista que el corredor inmobiliario dejaba caer con aparente ingenuidad debía verificarla cuanto antes. Era como un pacto sin firma, la condición para una nueva cita. Acuña debía pensar que mientras más pruebas podía yo acumular en contra del general Vidal, más posibilidades tendría él de cobrar su deuda” Pág. 60

En el equipo de investigación periodística del programa Panorama, cuando empezamos a trabajar el caso del querellante Vidal Herrera, tanto el director Eduardo Guzmán Iturbe, como el productor, el autor del libro, y todo el equipo de reporteros investigadores, teníamos claro de que no íbamos a pagar un solo dólar al corredor Acuña Ramírez por ninguna información. Es por eso que nuestra estrategia fue ir sonsacándole poco a poco información e ir corroborándola por nuestra cuenta. El proceso duró aproximadamente tres meses y los resultados fueron claros: tenía razón el hombre que había trabajado para el querellante Vidal Herrera.

Otra noche, en una pizzería, Acuña me contó que la oficina que tenía Vidal en San Isidro –el distrito financiero de Lima– también la había comprado a su nombre. Pág. 60

Pero me dijo más: –Vidal tiene una empresa constructora que incluso ha ganado licitaciones en la Policía cuando él era jefe. Al día siguiente ubiqué la oficina de esa empresa, que en verdad era una casa y muy elegante” Pág. 60

“Constructores Andinos. Ésa era la empresa que había pagado por la casa de cuatrocientos metros cuadrados que sirvió de oficina a Ketín Vidal. La primera fiscal que habría de investigar el caso Vidal descubrió que los dueños de esa compañía eran un jubilado empobrecido y un tipo de unos treinta años que no tenía siquiera una tarjeta de crédito. Por coincidencia era la misma constructora que había ganado dos licitaciones para realizar obras para la Policía y una de ellas en el mismo tiempo en que Vidal había llegado al cargo de ministro del Interior” Pág. 61

Si, por un criterio básico de sentido común, era difícil creer que un supuesto primo, que en verdad no era primo y que estaba totalmente quebrado, le “prestaba” su casa para que el querellante Vidal Herrera viva a cambio de nada, más difícil era creer que un par de personas pobres (el anciano Jaime Villarreal Tarazona y el desempleado Omar Cuadrado Domínguez) sean dueños de una empresa constructora que, a su vez, era dueña de una casa, de casi cuatrocientos metros cuadrados en una de las zonas más caras de San Isidro, el centro financiero de Lima. Esta casa también le fue “cedida” al querellante Ketín Vidal para que ahí instale su cómoda oficina privada a cambio de nada, o, como el mismo Vidal dijo, a cambio de “una renta simbólica’. (Lo dijo en el programa Panorama del 10 de marzo del 2002). Como lo descubrió la fiscalía anticorrupción en su momento, se trataba de una típica maniobra de testaferraje para ocultar propiedades que no se pueden justificar con los ingresos lícitos de un ex funcionario público que ganaba el sueldo de un policía. Pude conversar con los propietarios originales del inmueble, ubicado en la calle Las Garzas 288-290, los señores José Curet Velit y Mercedes Torres. Ellos me atendieron en su nuevo domicilio, un departamento ubicado en Miraflores, y me explicaron con lujo de detalles que el intermediario para la compra del terreno fue el mismo corredor Venturo Acuña Ramírez, quien logró que rebajaran el precio de venta a ciento cincuenta mil dólares, pero que el comprador fue la empresa Constructores Andinos Sociedad Anónima, evidentemente una empresa de fachada.  Otra maniobra que advirtió la investigación de la fiscalía anticorrupción fue que el mismo día que el querellante Vidal Herrera se enteró de la investigación del programa Panorama (el 7 de marzo del 2002, tres días antes de que saliera el reportaje al aire, día en que fue a extorsionar al gerente de Panamericana) la casa de la calle Las Garzas (su oficina privada) fue “vendida” a los esposos Arturo Melgarejo Peñaherrera y María Teresa Ruesta Peña. (Quienes, según indagación de la Fiscalía de la Nación, serían paisanos del querellante Vidal Herrera). Nuevamente una maniobra burda y desesperada pretendiendo tapar el sol con un dedo. (Esto no lo dice el autor del libro, está en la respectiva Partida Electrónica Registral del inmueble, que en el Registro de Propiedad Inmueble de Lima tiene el número 41308206).

“Cuando la fiscal quiso levantar el secreto bancario de Constructores Andinos, un hombre la buscó para ofrecerle dinero. Una semana después, la cambiaron de puesto”

Esta es la versión de la fiscal adjunta Mónica López Borda, quien accedió a una entrevista grabada un año después de que la retiraran de la investigación, motivo por el cual renunció al Ministerio Público. Cuando fue entrevistada para el libro se desempeñaba como abogada independiente. (Existe un video que registró esta entrevista).

Tiempo más tarde, Venturo Acuña me contó que el general solía mantener reuniones nocturnas con una mujer que vivía en un apartamento que ella, claramente, no podía pagar. Una noche fui a estacionarme enfrente. Quedaba en el distrito de San Isidro, en una zona residencial en la que hasta los años sesenta funcionaba el aeropuerto de Lima. Gracias a un contrato que me enseñó Venturo supe que los dueños recibían cuatrocientos dólares de alquiler mensual, una cifra que en el Perú es tres veces mayor al salario mínimo de un obrero” Páginas 61 -62

Esta versión del corredor Venturo Acuña Ramírez fue investigada posteriormente por el reportero Miguel Zegarra del programa periodístico La Revista Dominical, de América Televisión – Canal 4 de Lima. En aquella oportunidad el periodista Zegarra y su camarógrafo indagaron por la suboficial Laura Zavala Chumbiauca en el departamento 301 del elegante edificio ubicado en el número 395 de la calle 34 en Córpac, San Isidro. El vigilante privado del inmueble les confirmó que ahí vivía la señora Zavala Chumbiauca y un menor hijo. El autor del libro entrevistó a la dueña del departamento, la señora Zoila Castillo, quien le confirmó que, nuevamente, el intermediario para ese alquiler había sido el corredor Ventura Acuña Ramírez y que también había tratado con el general Ketín Vidal Herrera. (En la Policía todos los oficiales sabían que al querellante Vidal Herrera en algún momento se le vinculó sentimentalmente con esta subalterna suya).

De una de las esquinas apareció un Volvo gris a baja velocidad. Era el auto que conducía Ketín Vidal, regalado por un grupo de empresarios como premio por haber capturado al líder de Sendero Luminoso. Allí, con las dos manos sobre el volante, estaba él. Solo. No tuvo que bajarse para tocar el timbre ni pedirle al portero que le abriera el garaje. El portón de rejas se elevó sin más misterio que un control remoto, probablemente activado desde dentro del coche. Una vez estacionado, el general Vidal descendió del auto, saludó al vigilante como un viajo conocido y desapareció por la escaleras. Se le veía feliz. El general Vidal iba de vez en cuando a reunirse allí con una suboficial de la policía, Laura Zavala Chumbiauca, un nombre que a nadie le importaría sino fuera por los treinta y cuatro mil dólares que la fiscalía halló en una de sus cuentas cuando le levantó el secreto bancario. No se trata de inmiscuirse en la vida privada de nadie: una de las amantes de Montesinos pasó varias temporadas en la cárcel por haberse gastado el dinero del ex asesor, que en realidad era dinero robado al Estado. El adulterio no es un delito. Robar y disfrutar del dinero ajeno, sí”. Pág. 62

Ésta es una de las pocas referencias que el autor del libro hace de algo que fue testigo, que lo vio con sus propios ojos. Como ya hemos explicado en la cita anterior, esta descripción coincide con dos versiones más, la del corredor inmobiliario Venturo Acuña y con la de que recogió el periodista Miguel Zegarra para el Canal 4 de Televisión. El trabajo de campo del autor del libro, en todo caso, corroboró lo que antes le habían informado.

Entonces Vidal contestó lo mismo que después ha repetido –casi palabra por palabra– en todas las entrevistas en las que ha querido explicar su relación con el corredor inmobiliario. Dijo que era un estafador buscado por la justicia y que fue el propio Venturo Acuña quien se le acercó para ayudarlo a inscribir su partido político para las elecciones presidenciales del 2000. Al menos una de esas respuestas de Vidal no es cierta: Acuña no tiene las quince requisitorias judiciales que se noche le atribuía el general. Cuando la fiscal Carmen Ibáñez citó al corredor inmobiliario para que dijera lo que sabía, ella pensaba que ese mismo día tendría que enviarlo a la cárcel. Pero no fue así: llamó a la policía, averiguó sobre su situación legal y le dijeron que el corredor podía irse tranquilo a su casa. Ésa fue la primera vez que la fiscal tuvo una prueba rotunda de que el general Vidal estaba mintiendo” Páginas 64 – 65

Una mentira más que el querellante Vidal Herrera ha dicho con respecto a esta investigación periodística (que terminó en un libro). Y no es casualidad que actúe así, su formación en la antigua escuela de espías de la KGB el temible Komitet Gosudarstvennoi Bexopasnosti (Comité para la Seguridad del Estado) de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, hace que el general Ketín Vidal, cada vez que lo ponen al descubierto, actúe con al manual básico de sobrevivencia de un espía de la KGB: hacerse a la víctima (y para eso su voz tenue de cura franciscano de provincia lo ayuda) y descalificar a su detractor. En este caso, calificó de delincuente al hombre que hasta hacía muy poco le había hecho todas sus compras inmobiliarias usando a testaferros. Dijo que había estado preso, que tenía 15 requisitorias a nivel nacional, etc. Nada de eso fue verdad. No lo dice el autor del libro, lo comprobó, en su momento, la fiscal anticorrupción Carmen Ibáñez.  Lo que hizo con su ex hombre de confianza, el corredor Acuña Ramírez, intentó hacerlo, en varias ocasiones y por todos los medios –a veces ayudado por algunas periodistas venales o, en otros casos no menos sospechosos, por periodistas esquizofrénicos editorialmente hablando– con el periodista que cumplió con su función de publicar asuntos de interés público que contradecían su biografía de supuesto policía intachable, es decir con el autor del libro “La caída del héroe: la verdadera historia del general Ketín Vidal”. Para su pesar, en el gremio periodístico nos conocemos bien, sabemos quién es quién, y nunca ha podido mostrar una sola prueba de eso que él llamaba “campaña de aniquilamiento moral en su contra” Y menos, de alguna conducta dudosa o antiética, o delictiva, del autor del libro. Simplemente porque no la hay. (Ha gastado mucho dinero, tiempo y paciencia para encontrarla con un rotundo fracaso). Primero dijo que fue una campaña ordenada por Ernesto Schutz para impedir la captura de Montesinos, cuando se dio cuenta de que el primer reportaje que publicó el autor del libro fue el 10 de marzo del 2002 (cuando él ya no era ministro del Interior y hacía 10 meses que Montesinos estaba preso en la Base Naval del Callao), cambió de argumento, esta vez diciendo que el autor del libro era “Fujimontesinista”, porque había sido el único reportero que entrevistó a Fujimori, cuando éste se fugó al Japón, argumento que, después supe, se lo dio su asesora y defensora periodística, la ex periodista Cecilia Valenzuela de Hume.

Una noche, Venturo Acuña me contó cómo había conocido al general. Me dijo que Vidal lo había ubicado a través de un aviso que acababa de publicar en un diario. Era 1993, un año después de la captura de Abimael Guzmán. Vidal estaba interesado en comprar una casa y quedaron en verse. Acuña es un vendedor persuasivo que tiene la picardía y la falta de escrúpulos que se necesitan para ciertos negocios. Es probable que el general haya visto en él, más que a un comerciante, a un socio confidente, siempre que supiera mantenerlo satisfecho con lo único que suele importar en estos casos: el dinero”. Pág. 65

Queda claro que la lealtad que supo guardar el corredor de bienes raíces Venturo Acuña Ramírez con el querellante Vidal Herrera se terminó el día que no le quiso pagar lo suyo. Acuña Ramírez no era un loquito o un improvisado en las lides del corretaje con pocos escrúpulos, entre sus clientes están algunos testaferros de Montesinos, como Víctor Alberto Venero Garrido, a quienes ha servido con la misma fidelidad con la que sirvió al querellante Vidal Herrera, sólo que los otros sí le pagaron a tiempo y todo lo que le correspondía por hacer transacciones oscuras con dinero de procedencia ilícita. Aunque el mismo Acuña dice que Vidal lo contactó a través de un aviso que puso en el diario El Comercio, de esos que ponen para alquilar o vender inmuebles, el autor del libro no descarta que en verdad haya sido presentado por el mismo Montesinos pues Acuña ya era corredor inmobiliario de confianza de uno de sus testaferros. Pero como esta versión no la pude confirmar no fue consignada en el libro materia de esta querella.

“Era la época en que Vidal gozaba del estatus de héroe oficial. La captura del líder de Sendero Luminoso no sólo le había dado la celebridad y la gratitud de todos los peruanos, sino también un premio de cuarenta mil dólares, un Volvo de lujo y cientos de miles de dólares de un presupuesto para la lucha antiterrorista que Vidal jamás llegaría a justificar” Pág. 65

En este párrafo, quizá el único que el querellante cita de manera completa, el autor se refiera al ya comentado Informe Especial de Control número 010-2002-CG/B392, que la Contraloría General de la República hizo a todo el sector del Interior para auditar los dineros públicos gastados entre 1990 y el año 2000. Según el ex Contralor General, Genaro Matute, el general Ketín Vidal no pudo justificar documentadamente cómo gastó dos millones y medio de soles de la época (1991-1992) que cobró personalmente, en partidas secretas, cuando era jefe de la Dirección Contra el Terrorismo (DINCOTE) de la Policía Nacional. Esto no lo dice el autor, lo dijo el Contralor Matute en una entrevista con el periodista César Hildebrandt (Programa A las 11 con Hildebrandt, Canal 4, junio del 2002)

“En la carta notarial que le envió al general Vidal, Venturo Acuña dice que sus negocios con las casas de Vidal se hicieron frecuentes a partir de 1995 y que él recibía el 5 por ciento de cada venta. Hasta que un día Vidal dejó de pagarle. Una de esas casas fue la de la calle Tasso” Pág. 66

Esto está ampliamente explicado tanto en la carta notarial que le mandó Venturo Acuña Ramírez al querellante Vidal Herrera, con fecha 22 de septiembre de 2001. Posteriormente el ex hombre de confianza del querellante Vidal Herrera declaró para el programa televisivo La Revista Dominical del domingo 17 de marzo del 2002. Días después, presentó las pruebas de sus dichos ante la fiscal anticorrupción Carmen Ibáñez.

Durante a entrevista en directo, el general Vidal soltó otra mentira, y esta vez todos los reporteros de Panorama fuimos testigos. Dijo que aquella casa (el autor se refiere a la casa de la calle Tasso, número 290, en el distrito de San Borja)  estaba a nombre de su primo Efraín Vidal, pero que su auténtico dueño era un empresario tan generoso que, después de comprarla a nombre de otra persona, se la había cedido a él a cambio de nada”. Pág. 66

La referencia que hace el autor en este párrafo es simplemente una reseña de lo que el mismo querellante Vidal Herrera declaró en el programa Panorama del domingo 10 de marzo del 2002, entrevistado por la periodista Mónica Delta Parodi. Posteriormente, la fiscalía anticorrupción, en el caso específico de la casa donde vivió el general Vidal de la calle Tasso 290, en San Borja (entiendo que ahora vive en un cómodo departamento ubicado en la exclusiva zona cercana al club de golf de San Isidro), concluyó que había indicios razonables de que la casa había sido comprada por Vidal con dinero que tendría que explicar de dónde lo sacó en una maniobra para ocultar dicha operación inmobiliaria, esto se hizo con participación relevante del corredor Venturo Acuña Ramírez.

Pero acababa de pronunciar la frase ‘Yo no soy propietario de ninguno de los inmuebles de los que se ha hablado en el reportaje’, cuando a la conductora le avisaron que había una llamada telefónica del público. Era una señora de apellido compuesto y voz de directora de colegio. Dijo haber reconocido a su viejo héroe en televisión. Supongo que ya para ese entonces le parecía un héroe mentiroso’. Pág. 67

“Mi mamá era la dueña de la casa de Tasso que le vendió al señor Ketín Vidal hace diez años –prosiguió la mujer–. Incluso recuerdo que no quería que le pagaran en efectivo, pero el señor llevó ciento cuarenta mil dólares. Para ese instante, Vidal ya había recuperado la compostura y miraba fijamente hacia la pantalla. La señora continuó: –Incluso el señor pagó tres mil dólares de más, que al final se lo devolvimos–. ¿Usted declararía lo que acaba de decir ante un juez? –preguntó la conductora a la señora. Ahora sí a Vidal se le descompuso el gesto. De pronto miraba a la cámara con la rigidez de un muerto, como si en vez de un artefacto fuera una ventana por donde deshacerse de esa mujer que estaba a punto de estropearle su hasta entonces intacta reputación de superhéroe. –He llamado porque me da cólera que este señor venga a decir que no tiene casa –dijo ella¨. Páginas 67 - 68

Los dos párrafos anteriores resumen lo que fue la llamada espontánea e indignada de la señora Ursula Pardo-Figueroa Flores cuando el querellante Vidal Herrera era entrevistado en vivo en el programa Panorama. La señora Pardo-Figueroa, es hija de la dueña original de la casa de la calle Tasso. Para mayores detalles solicitaré su comparecencia ante el juzgado como testigo, ya que, como es su estilo, el querellante Vidal Herrera sostiene que en el programa Panorama se fraguó el testimonio de esta señora. Solicitaré, en este mismo escrito, se le tome la declaración testimonial a la señora Pardo-Figueroa Flores para probar que no se trató de ningún fraude.

5.- EL HÉROE ENAMORA A LA MUJER DE UN SUBALTERNO.

Era 1998. Para ese entonces Vidal había llegado a ser director general de la Policía. A pesar de que era un oficial en retiro, aún lo envolvía la gloria por habérsele atribuido la captura del líder de Sendero Luminoso. Valverde, en cambio, mantenía sus tres galones de eterno capitán. Por primera vez, dice él, Ketín Vidal le pidió perdón. –Es verdad que nunca hice nada por ti. Dime qué necesitas ahora. ¿Quieres todavía tu ascenso? –recuerda que le dijo”. Pág. 76

Así fue que Vidal lo mandó a buscar con su secretario. –Yo podría hacer que asciendas a mayor– le ofreció el general” Pág. 77

“Valverde me contó que un emisario de Vidal lo había buscado para decirle que –ahora sí– el general estaba dispuesto a ayudarlo. Le ofrecía diez mil dólares por su silencio. Además, dice que le mandó a decir una frase que a él no le sonaba extraña: –Tú necesitas ayuda médica. El general también podría ayudarte con eso–”. Pág. 77

“El capitán parece entender la historia de Vidal con su ex esposa como una traición a un código de honor que existe entre policías: nunca se le roba la mujer a un subalterno” Páginas 77 y 78

“–El general ha cometido la más grave de la inmoralidades –dice“Pág. 78

En estas cinco citas que ha escogido, pertenecen al quinto capítulo del libro que trata del drama que le tocó vivir a un oficial de la ex PIP (un subalterno del querellante Vidal Herrera), después que su mujer iniciara una relación sentimental con el que fuera su jefe en la Policía, Ketín Vidal. (Según versión del mismo Capitán Valverde Lind). El criterio periodístico para investigar esta historia no era inmiscuirse en la vida privada de nadie, ni mucho menos, sino simplemente investigar si una suboficial de la Policía (funcionaria pública) para saber si resultaba o no beneficiaria de una casa que, según una investigación de la fiscalía anticorrupción, había sido comprada con dinero de un presunto enriquecimiento ilícito. Estas citas corresponden al testimonio del Capitán PNP en retiro Rafael Valverde Lind, con quien me reuní unas veinte veces, dos de ellas para entrevistarlo formalmente frente a una cámara de video o a una grabadora de audio. Además me entregó una carta muy personal, firmada ante un notario público de Lima con su huella digital incluida, en la que él relata su verdad. (Esta carta fue firmada por Valverde el 5 de mayo del 2004 ante el notario Alejandro Ramírez Carranza y ya fue mostrada en el programa de televisión En la boca del lobo, de Frecuencia Latina, que detallo líneas más abajo). Éste, según mis informantes, gente del entorno del querellante Vidal Herrera, ha sido, quizá, el caso que con mayor ahínco ha querido evitar que se publique. Para eso no ha escatimado en gastos, esfuerzos y hasta en chantajes. Esto no lo dice el autor del libro, fue revelado por dos reportajes de la periodista Elizabeth Rubianes en el programa En la boca del lobo, de Frecuencia Latina, Canal 2, que dirigía el periodista César Hildebrandt (ambos emitidos en diciembre del año 2004) y donde queda claro que el querellante Vidal Herrera ofreció hasta diez mil dólares americanos al pobre Valverde a cambio de su silencio. Lo que no sabía Ketín Vidal es que ya era demasiado tarde. Sin embargo parece que Vidal sí entregó el dinero ofrecido, antes de que se publique la versión de la revista Etiqueta Negra (agosto del 2004). A cambio Valverde firmó una carta con su puño y letra en la que desmentía (supuestamente) su versión anterior sobre la compra de la casa de la urbanización Elio a su ex esposa Luz María Grecco Portocarrero. Esta carta se firmó efectivamente el día 21 de julio del 2004 ante el notario Rafael Toledo y, lejos de ser un certificado de buena conducta como lo presenta el querellante Vidal Herrera donde puede, es una prueba contundente de otra infracción al código penal vigente.

II.- FUNDAMENTOS DE DERECHO:

Si bien es cierto, los artículos 130º al 132º del Código Penal instituyen los delitos de injuria, difamación y calumnia como figuras que protegen el bien jurídico honor, es igualmente cierto que otra norma importante, la Constitución Política, en su artículo 2º, numeral 4º, también reconoce y considera un derecho fundamental común a todas las personas las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social. Le solicito resuelva la presente Demanda Privada Querella, siguiendo los criterios legales, jurisdiccionales y técnicos del “PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES PERMANENTE Y TRANSITORIAS” de la Corte Suprema de Justicia de la República. (ACUERDO PLENARIO Nº 3Ç2006/CJ-116, Concordancia Jurisprudencial. Art. 116º TUOLOPJ) que tienen carácter vinculante para todos los asuntos referidos a “Delitos contra el honor personal y derecho constitucional a la libertad de expresión y de información”, como es el caso de la presente demanda.  (ANEXO 1)

PRIMER OTROSI DIGO: En virtud de que el querellante ha invocado el principio de la excepción de la verdad, en aplicación del artículo 134, numeral 4, del Código Penal; y –como quiera que su despacho mantiene una desproporcionada medida restrictiva a mi libertad de tránsito en el Perú, lo que no permite viajar de inmediato al país, pues como ha quedado demostrado en el expediente, vivo y trabajo en el extranjero desde enero del año 2007, lo cual impide que pueda recoger, de una caja de seguridad de un banco local, los documentos, expedientes judiciales, atestados policiales, informes de Contraloría, entrevistas, dictámenes periciales casetes de video y audio, etc., etc., que sustentan mi trabajo periodístico en este caso– solicito a su despacho hacer las siguientes diligencias para probar la verdad que todo lo que se señala en el libro “La caída del héroe: la verdadera historia del general Ketín Vidal”, corresponde a la realidad de los hechos del pasado como funcionario público del querellante Antonio Ketín Vidal Herrera:

I.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe protege a un narcotraficante” corresponde a la verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial del Perú, copia certificada del expediente judicial número 876-89 del 25 Juzgado Penal de Lima. Este mismo expediente fue rotulado como el número 876-89 en la Corte Suprema de Justicia. Especialmente copia del Atestado Ampliatorio número 498-D-DINTID, de la Dirección de Investigación de Tráfico Ilícito de Drogas de la entonces Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que forma parte de dicho expediente. También es importante los Folios 7405, 7453, 7653 y siguientes, 7667 y 10147. En estos Folios se podrán leer las declaraciones del querellante Vidal Herrera como procesado por el famoso caso “Villa Coca”, su relación con Reynaldo Rodríguez López, las dádivas, favores o canonjías que recibió, declarado por el mismo querellante.

2.- Solicitar a la Oficialía Mayor del Congreso de la República, copias en DVD, acompañada de la transcripción oficial respectiva de los siguientes “vladivideos”: A.- Vladivideo número 1292, rotulado como “Reunión Doctor-Joy Way-Cucluiza”. B.- Vladivideo número 1809, rotulado como “Reunión Doctor – Ketín Vidal 2”

3.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión, Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del programa Sétimo Día, de abril del 2004, donde se propaló el especial sobre “El caso Villa Coca y los nexos con el general Ketín Vidal”.

4.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD de la entrevista que le hizo la periodista Rosa María Palacios al general Ketín Vidal Herrera en el programa Prensa Libre del 4 de julio del 2006.

II.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe trabaja para Vladimiro Montesinos” corresponde a la verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú, el legajo personal del Teniente General en retiro, Antonio Ketín Vidal Herrera. Asimismo los detalles del concurso de ascenso del grado de Coronel al de General de la Policía Nacional del año 1991, para saber en qué orden de mérito estuvo el querellante Vidal Herrera y, de toda la lista de postulantes, cuántos ascendieron y quiénes fueron estos oficiales. (Todos hombres de confianza de Montesinos que después tuvieron actuaciones degradantes o controvertidas)

2.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión, Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del programa Contrapunto del día domingo 18 de agosto de 1996, la entrevista que el conductor Gonzalo Quijandría le hizo al entonces Director General de la Policía Nacional, el querellante, Antonio Vidal Herrera, sobre las acusaciones del narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera al entonces asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos. La dirección de la empresa televisiva es Av. San Felipe 968, Jesús María, Lima 11.

2.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD del programa La Revista Dominical del domingo 18 de agosto de 1996, la entrevista que el conductor Nicolás Lúcar de la Portilla le hizo a la entonces Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán Maguino, sobre las acusaciones del narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera al entonces asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos. La dirección de la empresa televisiva es Montero Rosas 1099, Santa Beatriz, Lima 1.

3.- Solicitar a Panamericana Televisión, Canal 5 de Lima, copia en DVD del reportaje sobre Vladimiro Montesinos y Ketín Vidal, realizado por el reportero Alejandro Guerrero y emitido en la edición del programa Panorama del domingo 8 de setiembre de 1996. La dirección de la casa televisiva es Av. Arequipa 1110, Santa Beatriz, Lima 1.

III.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe roba el terreno a unos jubilados” corresponde a la verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial, copia certificada de los siguientes expedientes: A.- expediente Nº 191-92 del Cuarto Juzgado Civil de Lima. B.- Expediente Nº 769-92 del Decimocuarto Juzgado Civil de Lima. C.- Expediente Nº 386-94 del Noveno Juzgado Especializado Civil de Lima.

2.- Solicitar a Panamericana Televisión, Canal 5 de Lima, copia en DVD del programa Panorama de los días 10 y 17 de marzo del 2002.

IV.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe gasta medio millón de dólares en casas” corresponde a la verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Contraloría General de la República copia certificada del Examen de Control Especial número 010-2002-CG/B302.

2.- Solicitar a Compañía Peruana de Radiodifusión, América Televisión, Canal 4 de Lima, una copia en DVD del programa A las once con Hildebrandt, del día 7 de junio del 2002, donde el periodista César Hildebrandt Pérez Treviño entrevista al Contralor General de la República Genaro Matute.

3.- Solicitar a la instancia respectiva del Poder Judicial, copia certificada, con todos sus anexos, del expediente judicial Nº 217-2004 del 16 Juzgado Penal de Lima.

V.- Para probar que todo lo que escribí en el capítulo titulado “El héroe enamora a la mujer de un subalterno” corresponde a la verdad de los hechos, solicito que su despacho requiera de las instancias correspondientes los siguientes documentos y/o copias de entrevistas periodísticas o programas periodísticos:

1.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú, el legajo personal de la Sub-Oficial en situación de retiro Luz María Grecco Portocarrero, para verificar si estuvo asignada como “seguridad” del general PNP Antonio Ketín Vidal Herrera.

2.- Solicitar a la Dirección de Personal de la Policía Nacional del Perú, el legajo personal del Capitán PNP en situación de retiro Rafael Valverde Lind.

3.- Solicitar a Compañía Latinoamericana de Radiodifusión, Frecuencia Latina, Canal 2 de Lima, una copia en DVD del programa En la boca de del lobo, de noviembre del 2004, reportajes de la periodista Elizabeth Rubianes sobre el caso del Capitán PNP en retiro Rafael Valverde Lind.

SEGUNDO OTROSI DIGO: Solicito se tome declaración testimonial a las siguientes personas, y se me notifique con la debida anticipación para que mi defensa legal pueda participar en las diligencias de toma de testimoniales.

1.- A Marco Miyashiro Arashiro, identificado con DNI 22974228, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle 1 de Julio 339, Magdalena del Mar, Lima. El General PNP en retiro Miyashiro conoce de cerca la actuación del querellante como director de la DINCOTE.

2.- A Gustavo Gorriti Ellenbogen, identificado con DNI 06148698 y a quien se le deberá notificar en el siguiente domiciliado: Segundo Minchan Infantes 140, Dpto. 301, Urbanización La Aurora, Miraflores. El prestigioso periodista peruano fue el que mejor investigó el caso Villa Coca y en su momento, como lo hemos señalado líneas arriba, escribió sobre la relación de este escándalo con el querellante Vidal Herrera.

3.- A Raúl Chávez Gonzáles, identificado con DNI 09870729, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Av. Velasco Astete S/N, Santiago de Surco. Este General PIP en retiro encabezó el equipo especial de la entonces Policía de Investigaciones del Perú que vio el caso “Villa Coca”, los mismos que elaboraron el Atestado Ampliatorio número 498-D-DINTID.

4.- A Walter Iparraguirre Vásquez, identificado con DNI 06278465, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle Los Madrigales 118, 2 piso, Urbanización Santa Felicia, La Molina, Lima. El señor Iparraguirre Vásquez es hijo de los legítimos dueños del terreno, ubicado en Pueblo Libre, que terminó adueñándose el querellante Vidal Herrera y su hermano Waldir. No puedo citar a sus padres porque uno de ellos, Carlos Iparraguirre Blondet, falleció hace poco en Nueva Jersey, Estados Unidos, sin poder recuperar el único patrimonio que pudo comparar en  la vida.

5.- A Sergio Cardenal Montesinos, identificado con DNI 07814161, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Avenida La Paz 434, Dpto. 303, Miraflores, Lima 18. El Dr. Cardenal Montesinos fue testigo de cómo el querellante Vidal Herrera trabajo como “analista de inteligencia” en el estudio Montesinos que, por coincidencia, estaba ubicado en el mismo edificio del estudio de él.

6.- A Zócimo Ventura Acuña Ramírez, identificado con DNI 07577879, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Pasaje Tingua 145, Lince, Lima. Es, como hemos explicado ampliamente en este escrito, el ex corredor inmobiliario del querellante Vidal Herrera.

7.- A Úrsula Lourdes Pardo-Figueroa Flores, identificado con DNI 07750227, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle Uno, número 1064, Interior 303, Córpac, San Isidro, Lima. La señora Pardo-Figuera es hija de la dueña original de la casa de la calle Tasso 290 en San Borja. Ella llamó al programa Panorama para contar la verdad de los hechos, el querellante ha dicho, y lo ha repetido en su querella, materia de esto proceso, que ella nunca llamó, que todo se trató de un fraude de los periodistas, entre los que incluye al autor del libro.

8.- A Luz María Grecco Portocarrero, identificado con DNI 43741108, y a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Calle Lino Mendoza Mz. V, Lote 12, Urbanización Honor y Lealtad, Santiago de Surco, Lima. La Sub Oficial de la PNP que vivió en la casa de la urbanización Elio.

9.- A Vladimiro Ilich Montesinos Torres, a quien se le deberá notificar en el siguiente domicilio: Base Naval del Callao, en virtud de que cumple una condena por haber sido sentenciado por la justicia anticorrupción del Perú. El señor Montesinos deberá responder por sus gestiones, que lo ha dicho reiteradamente, hizo para ayudar al querellante Vidal Herrera en varias ocasiones, las que han sido ampliamente explicadas en el presente escrito.

OTRO SI DIGO TRES: Reitero mi pedido, hecho en el escrito 2 de mi defensa, que habiendo cumplido con apersonarse y señalar domicilio legal, solicito se deje sin efecto la Resolución Nº 06, de fecha 23 de Abril del presente año, emitida por su despacho  que me declara REO AUSENTE, suspendiéndose el mandato de ubicación y traslado compulsivo a su despacho. Medida que considero desproporcionada y que atenta contra tres de mis derechos fundamentales: Derecho a la defensa, Derecho al libre tránsito en territorio nacional y mi Derecho al debido proceso. Por no existir ninguna causal para tal medida, máxime si con este escrito cumplo con responder el fondo de la querella motivo de este proceso, señora Jueza le pido resuelva en consecuencia.

MÁS SI DIGO: El presente escrito se presenta a su despacho bajo el amparo del Artículo 290 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

José Carlos Paredes Rojas

DNI 07619363


Escrito por

Carlos Paredes

Estudió Derecho y Ciencias de la Comunicación en Lima y una Maestría en Comunicación Política en México. Es periodista desde el año 1990.


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